Ella es la escritora más importante de Colombia. Laura Restrepo, de 73 años, ejerció como periodista por más de dos décadas, antes de dedicarse a la Literatura. Siendo periodista de revista Semana participó como negociadora de la paz del grupo guerrillero M-19 y el gobierno de Belisario Betancourt. Por eso ella “cree en la negociación política porque nosotros hemos sido excluyentes, lo que espanta a los excluidos a la lucha armada”. Después de su experiencia como negociadora escribió un libro titulado “Historia de un entusiasmo” que le abrió las puertas para la publicación de sus libros. No obstante, a partir de 2004 en que gana el Premio Alfaguara ella se internacionaliza.
En una entrevista con Vistazo, hecha antes de su paso por la Feria del Libro, Restrepo habla sobre su obra, la violencia en Colombia, el cambio climático y su decepción con el régimen de Daniel Ortega, al cual define como “un autogol brutal para los que creímos en el sandinismo como una fuerza liberadora del oprobio que era la dictadura de Somoza y verlo a Ortega siguiendo los pasos de Somoza es doloroso”. Comenta que ha hecho entrevistas a mujeres presas, que fueron encerradas en los mismos cuarteles de Somoza. Separa a la dictadura cubana de la Ortega. “Cuba no es igual que Nicaragua, en Nicaragua se ha llegado a excesos muy graves como quitar la ciudadanía, confiscar bienes y muchos muertos”.
Añade que las revoluciones devienen en dictaduras por lo que decía José Saramago. “Se dice que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. El poder corrompe absolutamente, aunque no sea absoluto”. Añade: “Siempre he creído que los intelectuales tenemos que mantenernos en las antípodas del poder, porque el poder es una máquina demoledora, se necesitan generaciones que sepan que el poder venga de donde venga izquierda o derecha es un proceso de demolición tremendo, mientras no tenga una fiscalización de la gente”.
Sin embargo, entiende que la violencia es ubicua en América Latina y por lo tanto en Colombia por la “desigualdad tan grande, que es intolerable, junto con la permisividad con la pobreza". “Por otro lado, la situación mundial es catastrófica. Hay una crisis climática muy grave, con sequías, hambrunas y migraciones masivas. Son fenómenos concomitantes con la violencia, porque hay mucha gente que no tiene con qué vivir en dimensiones que no hemos vivido. No sé hasta que punto los gobernantes calculan lo que se viene”.
Para Restrepo, el desarraigo es una de las mayores tragedias de nuestro tiempo. Ese es tema principal de su última novela “Canción de Antiguos Amantes”, basada en una investigación en Yemen. “Allí, el sedentarismo es mirado como un espejismo lejano, la gente buscando un lugar posible para vivir es un imposible”. Sin embargo, a pesar de las migraciones en nuestro continente, no son iguales. “El desierto es envolvente y se va tragando a las personas. Nosotros tenemos recursos naturales, agua, una biodiversidad fantástica, una tierra generosa y productiva, un continente privilegiado. No obstante, si no sabemos conservarlo, vamos a perderlo también”.
Finalmente, según Restrepo, los autores colombianos están a la vanguardia y gozan de fama en la región porque “por la violencia tenemos una especie de inteligencia de sobrevivientes que se expresa verbalmente. En sus relatos presos colombianos hablan de la causa, que para ellos es una espiral de tristeza, que los lleva a sumergirse en pozos muy profundos, de lo cual es difícil salir. Hay una narrativa muy grande también en el vallenato, igual en lo que se expresa en la calle, en la conversación con los taxistas bogotanos, que recuperan formas arcaicas del lenguaje; en los políticos, que bien hablados hacen carrera. El presidente Petro es un gran orador".
Entiende la posición del presidente Petro para negociar con los narcos para detener la violencia. “Es una encrucijada tremenda, pues la existencia de esos grupos armados que viven de la droga y son riquísimos hace prácticamente imposible la vida de las naciones. En este momento la negociación está en manos de grupos muy competentes, con una visión histórica de gran claridad. Sin embargo, sin una campaña internacional muy poderosa la legalización es imposible. Debe comprenderse que el fracaso de la guerra contra las drogas. En Europa hay total inconciencia del daño de la droga y los millones de muertos latinoamericanos. No es nuestra culpa la violencia, esta tiene que ver con lo que pasa afuera".
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