Los científicos suelen, casi siempre, tener la razón. Por eso hay que escucharlos cuando nos advierten de eventos que podrían destruir o amenazar gravemente la vida del planeta Tierra. Desde 2014 el prestigioso astrónomo británico Martin Rees nos puso en alerta sobre cómo “los viajes en avión pueden propagar pandemias en cuestión de días; y las redes sociales pueden divulgar pánico y rumores literalmente a la velocidad de la luz”, pero nadie con poder político lo escuchó y ahora estamos pagando las consecuencias.
Rees también dijo durante una charla TED que los humanos "nos preocupamos demasiado por riesgos menores: accidentes aéreos improbables, sustancias cancerígenas en los alimentos, dosis bajas de radiación... Pero nosotros y los políticos que nos gobiernan vivimos en negación de los escenarios catastróficos".
Desde 2015 se creó en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, un pequeño grupo interdisciplinario de investigadores en el llamado Centro para el Estudio de Riesgo Existencial (CSER). Este centro ha contado con asesoramiento de figuras como el físico Stephen Hawking, y el empresario Elon Musk.
La finalidad de este centro es estudiar los peligros que podrían llevar a la extinción de la humanidad o al colapso de la civilización actual, tal como la conocemos. Pero también estudian, qué podríamos hacer para mitigar o evitar estos efectos.
Hoy el CSER cuenta con el aporte de la bióloga molecular peruana Clarissa Ríos Rojas, quien habló con mayor detalle al medio BBC Mundo, sobre lo que se hace en el Centro y las posibilidades que ponen en riesgo al planeta, y que seguimos viendo como eventos de ciencia ficción.
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La tarea de esta científica es identificar por qué las predicciones científicas no son escuchadas, y promover la generación de políticas públicas que nos preparen para una eventual catástrofe. Para ello, considera necesario tener clara la diferencia entre riesgo catastrófico y riesgo existencial. El primero hace referencia a eventos que podrían terminar con el 10% de la población mundial. El segundo en cambio, implica la aniquilación total de la humanidad, o una reducción poblacional de grandes proporciones que no permita al mundo continuar con los estándares de vida actuales.
Los riesgos existenciales no son ciencia ficción, de hecho, el CSER los ha dividido en cinco: riesgos biológicos, ambientales, tecnológicos, derivados de la inteligencia artificial y de las injusticias sociales.
La bióloga molecular peruana Clarissa Ríos Rojas es miembro del Centro para el Estudio de Riesgo Existencial (CSER) de la Universidad de Cambridge.
Los más visibles hoy para la humanidad son los riesgos biológicos como pandemias, y los ambientales, como la emergencia climática que atraviesa la tierra actualmente. Pero hay otros que aún consideramos “imposibles”, como el da la inteligencia artificial.
"En realidad puede pasar que, para lograr el objetivo de salvar a la humanidad, se destroce todo el ecosistema porque no se le dieron los parámetros necesarios para guiar a esa inteligencia artificial que sigue aprendiendo por sí sola", explica Ríos.
Otra área cuyo impacto puede no ser muy evidente, es el de la injusticia social. Pero Ríos recuerda que ya vivimos algo parecido con la conquista europea en América. Un episodio que "derivó en la pérdida potencial de más del 80% de las poblaciones indígenas, el colapso de las civilizaciones azteca, inca y zapoteca, y la muerte, tortura, disrupción cultural y desestabilización política que ocurrieron como resultado de la trata transatlántica de esclavos", afirma CSER en su página web.
"Hasta el día de hoy, la colonización europea continúa teniendo impactos catastróficos a escala mundial, incluida la desatención de las enfermedades tropicales".
Con la pandemia de la COVID-19 se ha evidenciado el verdadero alcance de eventos catastróficos que pueden salirse completamente de las manos de los políticos y gobiernos. "Covid-19 ha mostrado cómo los sistemas comienzan a colapsar uno por uno. Uno podría pensar que solamente se vería afectado el sector salud, pero en realidad se vio afectado el transporte, la agricultura, la educación, la economía, el trabajo…", dice la científica peruana.
EL CSER propone a los Gobiernos que se empiece a analizar estos riesgos potenciales y se empiecen a generar protocolos de acción.
"Si queremos poner estos tópicos dentro de la agenda política, tiene que haber un esfuerzo mancomunado y no solo de la Universidad de Cambridge", afirma Ríos. "Necesitamos una mentalidad de ciudadanía global".