De acuerdo con una comisión de revisión del gobierno de Reino Unido, los pulpos, langostas y cangrejos son capaces de sufrir y experimentar dolor. Estas criaturas marinas han sido agregadas a la lista de seres sintientes, a quienes se les da protección bajo una nueva ley de bienestar animal.
Los expertos de la Escuela de Economía de Londres revisaron 300 estudios científicos para evaluar la evidencia y concluir si los cefalópodos (la familia a la que pertenecen los calamares, pulpos, etc.) y decápodos (cangrejos, centollas, langostas, etc.) deben ser tratados como seres sintientes.
Los vertebrados ya están considerados en esta lista de la nueva legislación que está siendo debatida actualmente en la asamblea.
"El Acta de bienestar de los animales sintientes brindará un seguro crucial de que el bienestar animal será considerado cuando se desarrollen nuevas leyes. Los resultados científicos son claros, los decápodos y cefalópodos sienten dolor, por lo tanto, es correcto que estén bajo la protección de esta legislación", dijo el ministro de Bienestar animal, Lord Zac Goldsmith, en su discurso.
El Acta aún no es una ley, pero de llegar a ser aprobada se establecería un Comité de animales sintientes. Este haría informes de qué tan bien el gobierno está tomando decisiones y si se toma a consideración el bienestar de los animales sintientes.
Los reportes advierten que las langostas y cangrejos no deberían ser hervidos vivos y que lo correcto sería incluir nuevas prácticas de transporte y matanza para consumo decápodos y cefalópodos.
El estudio implementó ocho formas distintas para medir el nivel de sensibilidad de los animales. La habilidad de aprendizaje, poseer receptores de dolor, conexión entre estos receptores y ciertas regiones del cerebro, respuesta a la anestesia y los analgésicos, comportamiento ante el sistema de recompensa y finalmente la protección en contra de heridas o amenazas.
Según los investigadores se ha encontrado "evidencia muy fuerte" sobre la sensibilidad de los pulpos y "evidencia fuerte" en la mayoría de los cangrejos. Para otros animales de estos grupos, como los calamares y las langostas, la evidencia encontrada es sustancial pero no fuerte.