Un minuto que tal vez usted lo utiliza para empezar a leer este reportaje es el tiempo que toma para que un camión lleno de basura plástica sea arrojada en los océanos. Para 2030 serán dos camiones por minuto y para 2050, cuatro.
A este paso, podríamos tener más plásticos que pescados en los océanos del mundo. Pero hay otra basura que sí podemos ver, la que está en la arena y la que muestra el grado de contaminación que tienen las playas hoy en día.
¿Cómo sucede eso? Esta contaminación tiene varias causas: las corrientes marinas que arrastran la basura incluso de otros países, las embarcaciones de pesca que arrojan sus desechos como baterías, aceites y artes de pesca en los océanos y lo más cercano a nosotros: el turismo que no se realiza con responsabilidad.
Aunque todas las zonas naturales necesitan de cuidados para su preservación, en Ecuador hay lugares mucho más frágiles que sufren ciertas amenazas ecológicas y que además son áreas de alimentación, descanso y reproducción de distintas especies.
Según información del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, actualmente el país cuenta con 19 Áreas Marinas y Costeras Protegidas (sin contar Galápagos) distribuidas en: Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santa Elena y El Oro. Además, abarcan una superficie de un poco más de 679 hectáreas y son la base de la economía de muchos pueblos costeros.
Pese a que las áreas protegidas cuentan con normativas para ser reguladas y manejadas, Cecilia Torres, directora de la Fundación Mingas por el Mar, explica que aún hay falta de información y el interés necesario para cuidarlas.
“Las áreas protegidas en Ecuador están en emergencia... solo son protegidas en papel. El país tiene muchas leyes pero lo que verdaderamente necesita es organización, gestión y recursos para preservar estas zonas”, afirma.
Eso no queda ahí. A esto le añade que una medida igual de importante es la educación al sector pesquero y a los turistas. En el caso de los pescadores, Torres considera que son un grupo social olvidado y que a pesar de vivir del mar, no cuentan con toda la información para entender el impacto de los desechos. En el caso de los turistas, el problema es que no saben que están visitando un área protegida, desconocen sus características y por ende no saben cómo actuar.
Por ejemplo, no muchos visitantes saben que dos de los principales destinos turísticos de la Costa tienen áreas protegidas: Playas y Santa Elena. Aunque se cree que solo La Lobería o La Chocolatera son zonas protegidas, no es así.
La Reserva de Producción de Fauna Marina Costera Puntilla Santa Elena también incluye a las playas de Mar Bravo y Punta Carnero. En el caso de Playas Villamil, su área terrestre y franja marina protegida está a dos kilómetros de la Costa y comprende todo el camino desde la ciudad de General de Villamil (conocida como Playas), hasta el poblado de Data en Posorja.
La creación de esta área protegida surgió de la necesidad de cuidar las playas, proteger los remanentes naturales e impulsar una adecuada gestión para el tratamiento y eliminación de desechos de la población.
Pero en este y otros lugares, el mal uso de estas áreas y el desconocimiento de los turistas es algo que se vive a diario. Álex Pilay es guarda parques de la Reserva Marina El Pelado (provincia de Santa Elena) y de la Reserva Marina Bajo Copé, ubicada a 35 kilómetros frente a las costas de Montañita (casi en el límite con Manabí).
Él indica que a nivel nacional hay cuatro variedades de tortugas marinas que ponen sus nidos en las diferentes playas de la Costa ecuatoriana, pero tres de esas (tortuga Golfina, tortuga Verde y tortuga Carey) lo hacen justamente en la Reserva Marina El Pelado.
“Cuando monitoreábamos en la noche veíamos que la tortuga anidadora subía a la playa y mientras escarbaba, se encontraba con fundas o sacos de basura enterrados. Algunos eran desechos de muchísimos años atrás que tal vez no tuvo impacto en su momento, pero ahora perturban el proceso de anidación natural de las tortugas marinas”, explica.
¿Cómo afecta esto? Los huevos de tortuga son tan frágiles que al momento de tener un roce con cualquier tipo de desecho, pueden dañarse. Y, si el proceso continúa, la tortuga tapa el nido con arena para crear un camuflaje contra los depredadores pero si esta tiene desechos, se convierte en una traba para las tortugas bebés porque no pueden salir al mar.
“La especie prácticamente muere en su nido”, destaca Pilay. Pero la amenaza no acaba ahí. Precisamente por todos los riesgos a los que se enfrentan los nidos de tortuga, Álex junto a su compañero César Soledispa, que también es guarda parques del lugar, colocan cercos con señaléticas que te indican que hay un nido de tortuga en ese espacio y que no se debe tocar, pero las personas igual arrojan desechos dentro. “La gente no se toma el tiempo de leer y esto es un problema porque las tortugas pueden dejar su nido en cualquier lado de la playa”, asegura.
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Lo que hay que tener claro es que las áreas protegidas no solo son importantes porque conservan la biodiversidad natural, sino que paralelamente también benefician a sus comunidades locales a través de las actividades económicas como el turismo, pesca, gastronomía y demás.
Por ejemplo, dentro de la playa de la comuna de Ayangue, hay varios restaurantes y operadores turísticos, pero el problema es que aunque sí hay un personal de limpieza constante, estos prestadores de servicios solo utilizan plásticos.
“Ahorita por bioseguridad, casi todos los comedores utilizan envases desechables de plástico y no se ha hecho una propuesta para utilizar vajillas biodegradables o inclusive eliminar el plástico. Pero, estamos abiertos a disminuir la contaminación porque como comunidad, sabemos que este lugar es nuestro sustento diario”, explica Juan Cochea, vicepresidente de la comuna.
Por esto es que cuando se dice que la falta de información es uno de los obstáculos más grandes para cuidar las áreas protegidas, se hace especial énfasis en la comuna que las alberga.
Para Joe Peláez, biólogo y docente de esta rama, los comuneros necesitan ser guiados con ideas y lenguajes claros y sencillos. Es decir, que les den alternativas para disminuir la contaminación de acuerdo a las características de su comuna y forma de subsistencia.
“Por ejemplo, uno de los grandes éxitos de la protección y cuidado del manglar en Ecuador es la capacitación que se realiza a los comuneros sobre sus recursos y manejos adecuados. Esto los convierte en los actores principales del cuidado de estas áreas y además, les permite sentirse responsables porque saben que de esto dependerá su futuro y el de sus familias”, detalla.
Pero si se pregunta, ¿qué puede hacer usted para contribuir? Los expertos consultados dan unas breves pautas como: dejar los sitios tal y como estaban antes de su visita, tratar de no utilizar plástico, no dejar desechos en las playas, leer los letreros colocados porque tienen advertencias importantes como los nidos de tortugas, tener una colillera si desea fumar y lo más importante, informarse antes de acudir a un sitio para saber en qué condiciones está y cuáles son los cuidados que usted como visitante debe tener.
Los océanos permiten que la tierra sea un lugar habitable para el ser humano. Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que plantea Naciones Unidas hasta 2030, se señala la importancia de conservar y utilizar adecuadamente los mares, océanos y recursos marinos.
Pero también se indica que una correcta gestión de las Áreas Marinas y Costeras Protegidas son uno de los pilares para un futuro sostenible, si no lo hacemos, las afectaciones no solo serán para la naturaleza.