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Enfoque

Universidades ecuatorianas aportan al desarrollo científico e innovación

viernes, 2 octubre 2020 - 05:03
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A más de formar profesionales, las universidades están llamadas a generar conocimiento. Los resultados de ello –reflejados en la producción científica–, no solo revelan el trabajo de los investigadores, sino el potencial del aporte que puede hacer la ciencia a la sociedad. Así lo cree María José Endara, PhD en biología por la Universidad Utah y docente-investigadora en la Universidad Indoamérica. 
 
La investigadora es ecóloga evolutiva, estudia las interacciones entre plantas e insectos en los trópicos y en 2019 publicó en la revista científica Science un estudio compartido sobre el tema, convirtiéndose en la segunda mujer ecuatoriana en publicar en la revista de renombre internacional, después de la científica Andrea Encalada. 
 
Con la experiencia adquirida en más de 10 años de estudio en su área, Endara considera que Ecuador está en un momento de generar conocimiento y las bases de lo que se verá a futuro: creación de patentes y productos, por ejemplo. 
 
El tiempo de dedicación a la investigación es un factor importante, así como la motivación. Del tema, quién mejor para explicarlo que el neurólogo Oscar del Brutto, docente-investigador de la Universidad Espíritu Santo y autor de más de 400 publicaciones en Scopus, entre otras obras.
 
Pero en investigación también es importante el apoyo institucional y económico. “Si la universidad, como principal ente académico de un país, lo tiene claro debe fomentar el aval académico y el apoyo a sus investigadores. Si la investigación es su norte, así lo harán los profesores, los alumnos…  es una cadena”, afirma Del Brutto. Y aunque considera que investigar no es una obligación porque hay excelentes profesionales en el país que nunca han escrito un texto científico, cree que es la única forma de aportar a la sociedad.  
 
Según el ranking Iberoamericano Scimago, la producción científica del Ecuador se incrementó significativamente durante el período 2008-2016, en Scopus. Mientras, en el ranking de Google Académico, a junio 2020, constan en los 10 primeros lugares, investigadores de la Universidad San Francisco de Quito, Universidad de Cuenca, Universidad Espíritu Santo, Universidad Yachay, Tecnológica de Bolívar, Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Universidad Técnica Particular de Loja.  
 
Al investigar localmente, no necesitamos adaptarnos a lo que nos dicen de otros países. Las necesidades, las enfermedades e incluso el clima son diferentes, coinciden María José Endara y Oscar del Brutto. Este último sostiene que con la publicación de investigaciones serias “uno puede beneficiar a millones de personas”, a través del nuevo conocimiento. 
 
Además, Endara destaca que los grandes avances en el mundo, empiezan con conocimiento de ciencia básica. “En el país tenemos talento humano e incluso laboratorios naturales, a los que vienen científicos de otros países”. Por eso, su llamado a fortalecer la investigación y el desarrollo tecnológico.  
 
En el informe ‘Universidades para el Desarrollo’, considerado por la UNESCO como una contribución a la agenda 2030, se destaca al desarrollo tecnológico como un factor clave para el trabajo entre la universidad y el sector productivo, pero también para la innovación.  Allí está la base de la fórmula I+D+I (investigación, más desarrollo, más investigación), que a la vez explica el avance de los países que recurren a la universidad para crear e innovar.  
 
En Ecuador, una institución que ha apostado por este camino es el Parque Científico y Tecnológico de la UTPL, que desde 2018 busca consolidar vínculos con el sector productivo, a través de la incubación y aceleración de startups; redes o alianzas empresa-universidad; formación académica; y, gestión y transferencia del conocimiento. Sin embargo, en la práctica, el peso de la universidad para las empresas es diferente. 
 
Según la encuesta nacional de actividades de ciencia, tecnología e innovación, generada por la Senescyt en 2019, cuando se trata de desarrollo de innovaciones, las empresas usan como fuente de información y conocimiento a las universidades, solo en un 6,3 por ciento. En tanto, las principales fuentes son los clientes, consumidores y proveedores.  
 
Para quienes hacen ciencia en transformación digital, por ejemplo, esta realidad resulta paradójica, más aún cuando hay investigadores especializados en el área. Por ejemplo, según los datos de Scopus, las áreas de las ciencias de la computación con más publicaciones en Ecuador –entre 2010 y 2019– son el aprendizaje automático, el procesamiento de datos, el desarrollo de tecnologías de la información y comunicación (TIC) y el internet de las cosas.

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