La facturación electrónica se ha convertido en una clave para la transformación digital de los negocios en América Latina y Ecuador también se ha sumado a este mecanismo. Este cambio de paradigma se realiza como resultado de administraciones orientadas al ciudadano, donde los servicios que se ofrecen al contribuyente se personalizan en función de los datos recabados, otorgando una simplificación de los sistemas.
La disposición de información, homogeneizada y accesible ofrece al ciudadano una mayor facilidad al momento de gestionar trámites tributarios, pues significa independencia sobre el canal por el cual se genera.
En ese sentido, Juan Eduardo Sánchez, responsable del Centro de Excelencia de Tributos en Minsait, resalta la necesidad de implementar tecnologías como la automatización o la inteligencia artificial, para explotar los datos y convertirlos en un activo transformador dentro de las organizaciones.
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"Los contribuyentes exigen una atención cada vez más personalizada, autónoma, inmediata y sencilla y para lograrlo, el dato es un activo estratégico del que hay que extraer el máximo valor y conocimiento", explica Sánchez.
Para la compañía tecnológica, el particular empleo de una estrategia centrada en el dato como base de la facturación electrónica, favorece además la reducción de errores en la emisión de comprobantes y la prevención del fraude. Sin embargo, esta transformación también se convierte en el puente para un cambio cultural en cada una de las administraciones tributarias, adecuando las capacidades de sus profesionales a las nuevas herramientas y tecnologías que tendrán a su disposición.
“No puede haber evolución sin las personas. La tecnología es la herramienta, pero es el capital humano el que debe ser habilitador del cambio. Es preciso ofrecer las aplicaciones necesarias para facilitar su labor y adaptación, para incentivar el avance hacia un Gobierno del Dato inteligente, con procesos más resilientes y cercanos al ciudadano”, indica el responsable de Minsait.
También se considera clave poder encaminarse por un modelo de servicio en el que el dato gane terreno y gobierne de forma transversal a todo, permitiendo gestionar de manera eficiente y efectiva uno de los mejores activos de que dispone la Administración (la información de sus contribuyentes) y así genere un nuevo conocimiento que lidere la propia estrategia interna.
Desde Minsait se considera que el Gobierno del Dato cobrará mayor importancia a medida que avance la digitalización de los servicios públicos, convirtiéndose en un elemento ineludible, en la transformación para la gestión de tributos. Su relevancia se une además al crecimiento de los servicios en la nube y supone un punto de inflexión para la creación de sistemas que sean más resilientes y adaptables para la administración pública.