La reactivación económica luego del fuerte impacto de la pandemia por el COVID-19, a más del regreso a la normalidad de las empresas ha generado un mayor gasto de los recursos en comparación al tiempo en donde la producción estaba casi paralizada.
De enero a julio de 2021, la demanda eléctrica aumentó un 8,13 por ciento y se consumieron 15.086 gigavatios hora (GWh), frente a 13.951,5 GWh consumidos en el 2020, según datos Centro Nacional de Control de Energía.
En función de esto, la Corporación GPF – FEMSA prevé ahorrar anualmente 405 kilovatios en el su centro de distribución (CEDIS) y 24 megavatios en sus locales, a través de la implementación de paneles solares, siendo una de las tecnologías renovables más eficientes para la lucha contra el cambio climático.
Su objetivo para el año 2030 es utilizar el 85 por ciento de energía renovable en todas sus operaciones.
“Invertir en energía solar es un hito para Corporación GPF – FEMSA, pues evita la generación de gases de efecto invernadero y no contribuye al calentamiento global”, explica Alonso Arias, Subgerente de Seguridad, Salud Ocupacional y Ambiente de Corporación GPF – FEMSA.
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Por su parte, Pronaca, empresa productora y distribuidora de productos alimenticios, se encuentra enfocada en la preservación del agua y gestión responsable de sus desechos sólidos a través de una estrategia de economía circular.
Una de ellas es el sistema denominado “Deep bedding” o camas profundas, que consiste en la utilización de cascarilla de arroz, en lugar de solo camas de cemento en la crianza de los cerdos de la granja Chanchos Plata, evitando descargas líquidas en los procesos de limpieza. De esta forma, ahorran entre 300 y 800 metros cúbicos de agua al día.
En cuanto a manejo de residuos, Pronaca, con el material sólido que se genera en los sistemas de crianza de cerdos elabora abonos y compostaje, el cual es donado a los agricultores locales y comercializado bajo la marca INDIA.