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El legado de Otilino Tenorio, el spiderman del fútbol ecuatoriano

Hace 17 años murió Otilino Tenorio, uno de los futbolistas más queridos del Ecuador.

lunes, 27 junio 2022 - 16:44
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Hace 17 años murió Otilino Tenorio, uno de los futbolistas más queridos del Ecuador. Su esposa y sus hijos mantienen viva la imagen del deportista que simbolizaba la alegría del pueblo.

Otilino fue jugador de la Selección, transitó por Emelec, Santa Rita, Al-Nassr y El Nacional pero quedará en la historia como “Oti”, el eterno hombre del partido. Su carisma era tal que su única presencia bastaba para dar relieve a un encuentro.

Cuando festejó un gol con la máscara de Spiderman se convirtió en un ícono popular y su muerte fue digna de un hombre de Estado. En la muchedumbre que caminaba en la avenida Quito para llegar al cementerio había gente de todas las edades, camisetas de todos los colores... “Oti” era del pueblo y sin saberlo se había ganado la eternidad.

AMOR DEL BUENO

A inicios de los 70 Víctor Tenorio y su esposa Fanny llegaron al barrio de La Chala y se establecieron en Domingo Savio y la 17. Tuvieron siete hijos pero una sola estrella: Otelino. En el Registro Civil inscribieron mal al “gordito”, la e se hizo i y el pequeño nacido el 1 de febrero de 1980 terminó llamándose Otilino. “Oti” era el hijo mimado de su madre, el niño que nunca le respondía mal, un joven que era capaz de sacarse la camisa para dársela a alguien. Compartía con sus amigos los dulces que mamá Fanny preparaba y cuando llegaba a su casa, gritaba a viva voz: “¡Llegó la alegría del hogar!”.

En el fútbol empezó como arquero pero se convirtió en delantero; entrenaba en las canchas del colegio Simón Bolívar y del Aguirre Abad, “volvía con los calzoncillos llenos de arena”, recuerda su madre.

A los 17 años Otilino fue a una discoteca cerca de su casa, era Carnaval. Vio a Sofía Mina de 18 años, bailaron y de repente le preguntó qué haría si la besaba y lo hizo sin esperar una respuesta. Ganó la audacia y el guayaquileño y la esmeraldeña empezaron a salir; eran adolescentes. Al poco tiempo vivían juntos.

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Aún no era famoso y no ganaba dinero cuando se convirtió en compañero inseparable de su hijo Jordy; luego nacieron Andy y Erick. Un día llevó a su primogénito al Play Land Park y compró la mascará de Spiderman que el niño quería para su cumpleaños. Poco tiempo después le dedicaba un gol en la cancha poniéndose la máscara. Fue el principio de una carrera de éxitos entre Emelec, Santa Rita, Al-Nassr (Arabia Saudita) y El Nacional.

“Oti” dejó su huella en todos sus clubes y los hizo grandes. Rápido, hábil, fuerte, encarador, era más que todo un goleador, igual que su ídolo Johan Cruyff.

Con la camisa 14 hizo feliz a su país hasta que el 7 de mayo de 2005, falleció trágicamente cuando su vehículo chocó con un camión que transportaba combustible. Viajaba para festejar a su mamá por el Día de la Madre; “Oti” tenía 25 años, Jordy (seis), Andy (tres) y Erick (dos).

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DE TAL PALO TAL ASTILLA

Pasaron 17 años y Sofía Mina recuerda a su esposo con un amor intacto: “Hasta hoy es muy duro, yo lo sigo extrañando, voy al cementerio para el Día del Padre, su cumpleaños y otras fechas que nos pertenecen. Converso con él y lo siento cerca. Me falta su hombro, nunca llenaré este vacío”, confiesa Sofía en su hogar en Sauces 1, donde fotos de Otilino ocupan las paredes y las mesas.

“Son fotos de alegría porque Otilino era irresistible y sus ocurrencias llegaban tanto a la cancha como a la casa. Le gustaba bailar salsa, hacer reír poniendo apodos a todos”, detalla.

“Mis hijos no tienen papá pero sí un padrino que los ama, los guía y los corrige. Andrés Guschmer siempre está para ellos desde que “Oti” le pidió ser padrino de Jordy cuando lo invitó a almorzar a la casa de su mamá Fanny. Es la figura paterna que necesitan los chicos y estoy muy agradecida con él”.

Mientras Sofía habla, sus hijos Jordy y Erick escuchan con una sonrisa a flor de labios. Los dos son idénticos a su papá. Jordy heredó la forma de expresarse y el carisma; Erick el rostro y la determinación. “Lo conocí muy poco, él falleció cuando tenía dos años pero siempre me imagino lo que hiciera si estuviera con nosotros ahora”, acota Erick, recién graduado del colegio de la Comisión de Tránsito.

En cuanto a Jordy, juega fútbol desde los 11 años. “Estuve en IDV, Emelec, River Ecuador, Atlético Samborondón, hice pasantías en Chile... Mi sueño es jugar en la Selección como mi papá pero no dejo de estudiar. En junio empiezo la carrera de Comunicación y Relaciones Públicas”, detalla el deportista de 23 años.

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Erick y Jordy viven con la imagen de su papá como si fuera un imán. “Cuando hablo con un periodista me dice que tiene fotos de mi papi que me quisiera regalar”, dice Jordy. “A mí no me gusta mucho presumir diciendo que soy el hijo de ‘Oti’ pero con mi parecido físico me ubican y me cuentan anécdotas de mi papá. No pasa una semana sin que me entere de algo nuevo”, añade el hijo menor que pronto debutará con una carrera de futbolista.

¿Tienen enamoradas?, pregunto a los chicos. “No nos deja”, contesta Jordy riéndose a carcajadas. “No es así”, refuta la mamá. “Sé que tienen enamoradas pero no entrarán a mi casa mientras mis hijos no me demuestren que son responsables y puedan formar un hogar. Cuando conocí a ‘Oti’ era muy joven pero velaba por su familia, era valiente y responsable. Eso quiero para mis hijos”, acota la mamá.

Me despido de la familia. Durante una hora recordamos a “Oti”, un jugador que nadie reemplazó, un muchacho muy respetuoso, pero al mismo tiempo juguetón y bailarín, una persona de mano abierta que tanto hace falta a nuestro fútbol...

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TRAYECTORIA

Oti surgió en el Torneo Interbarrial de Diario El Universo, cuando tenía 11 años mientras jugaba en las divisiones menores de Emelec. Subió a primera categoría en 1998. En 1999 fue seleccionado Sub-20 en Mar del Plata, Argentina. Internacionalmente debutó con la selección de los mejores jugadores del Interbarrial que en 1996 fueron campeones. Jugó seis temporadas con Emelec (1998-2001 y 2002-2003) marcando 57 goles coronándose dos veces campeón nacional (2001-2002) y vicecampeón de la Merconorte (2001).

Además sus goles fueron aporte en el Santa Rita (2001), Al-Nassr de Arabia Saudita (2003) y El Nacional (2004- 2005). Fue internacional con la Selección de Fútbol del Ecuador en 13 ocasiones. Su debut fue el 16 de octubre de 2002 en un partido amistoso ante Costa Rica.

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