La Alcaldía de Quito no se meterá entre las empresas española Acciona y la brasileña Odebrecht mientras el proyecto del metro avance correctamente, como de facto está ocurriendo, dijo hoy a Efe el alcalde Mauricio Rodas.
En una entrevista sobre el proyecto bandera de la capital ecuatoriana, que busca transformar todos los aspectos de la movilidad de masas en la urbe en los próximos años, Rodas destacó que el proyecto sigue adelante a pesar de las divergencias entre las dos compañías sobre cuál de las dos tiene y ejerce de facto la concesión del proyecto.
"Hemos conminado a ambos miembros del consorcio a una solución del conflicto para no poner en riesgo la base del proyecto. Nuestra responsabilidad, y la seguiremos exigiendo, es el cabal cumplimiento del contrato de construcción del metro de Quito", declaró.
Y agregó que "hasta el momento no se ha producido ningún incumplimiento del desarrollo del contrato".
Rodas, que ve en el proyecto del metro una de las vías esenciales para reducir la contaminación urbana, aseguró no obstante que el municipio tiene "perfectamente claro el panorama" y "las herramientas legales y contractuales" a su disposición para el caso de que fuera necesario una intervención legal, si se produjera "el más mínimo incumplimiento".
"Pero eso todavía no ha ocurrido y esperemos que no suceda, hasta ahora el contrato se viene produciendo en fondo y en forma", aseguró.
En octubre de 2016 ambas partes solicitaron al municipio y a los bancos que financian el proyecto que Acciona se hiciera con el control de la concesión y asumiera la ejecución de la fase II del Metro de Quito, que había comenzado a construir con la brasileña Odebrecht.
Sin embargo, el proceso de traspaso se ve ahora contestado por la firma brasileña, que alega que no fue completado y que, por lo tanto, permanece aún en el proyecto, ello a pesar de que en los entes oficiales de Ecuador, Acciona ha realizado el registro como único propietario del consorcio.
Rodas explicó que lo que la Alcaldía hizo fue "expresar su autorización para la reconformación del consorcio en respuesta a una solicitud que había sido planteada por ambos miembros del consorcio en octubre del año pasado".
"Nosotros hemos hecho exactamente lo que el marco legal nos permite hacer, y no solamente el marco legal ecuatoriano, sino también las normas de los bancos multilaterales a nivel internacional que están financiando este proyecto", argumentó.
Y precisó sobre el conflicto entre los dos miembros originales del consorcio que es un tema en el que el municipio "no puede actuar porque no tiene facultad legal para hacerlo".
"Por lo delicado del proyecto tenemos que actuar de manera absolutamente estricta según lo que dice la ley (porque) nosotros no somos quién para dirimir un conflicto entre privados", apuntó.
El metro de Quito, que recorrerá la ciudad de norte a sur, debe comenzar a operar en el segundo semestre de 2019, con un total de 15 estaciones, en ocho de las cuales ya se ha concluido la obra civil.
Con año y medio por delante para el plazo de entrega de la obra, tres tuneladoras siguen trabajando simultáneamente con siete kilómetros de túnel construidos y los trenes ya en fabricación.
Según Rodas, la idea es que el sistema de metro de Quito, el primero del país y que ha sido "un verdadero reto financiero y técnico", siga ampliándose en el futuro porque es "un sistema de transporte limpio no contaminante".
Se convertirá "en la columna vertebral no contaminante" del transporte en la ciudad", que "complementa un sistema de trolebús con catenaria no contaminante y un teleférico como medio de transporte público masivo", indicó sobre la transformación prevista del transporte en la capital ecuatoriana.
El municipio baraja la ampliación del teleférico porque resulta "tremendamente eficiente para acceder a los barrios altos de la ciudad" y "no demanda un gran número de expropiaciones", así como la ampliación de las ciclovías como sistema de transporte no motorizado y la de vías peatonales.