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"Nos hemos cansado de las manipulaciones", Martha Roldós

Martha Roldós Bucaram, la hija mayor del presidente Jaime Roldós Aguilera y su esposa Martha, recuerda algunas anécdotas políticas que vivió en su niñez y recupera el legado que dejaron sus padres al recordarse 40 años del todavía cuestionado accidente aéreo que segó sus vidas.

martes, 1 junio 2021 - 18:26
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El domingo 24 de mayo de 1981 el presidente Jaime Roldós había programado tres actos. Uno a las 10 de la mañana en el estadio Olímpico Atahualpa, en Quito, que sería transmitido por televisión a todo el país; otro en Zapotillo, Loja, a 515 kilómetros de distancia en línea recta; y un tercero nuevamente en Quito hacia las 18h00.

Terminado el acto en el estadio, donde condecoró a los héroes del conflicto de Paquisha, fue directo a la Base Aérea Mariscal Sucre. Junto al Mandatario estuvo desde muy temprano su edecán, el teniente coronel Marco Andrade, quien también era el piloto del avión presidencial. La nave, de las mejores de la época en su tipo: un Super King Air fabricado un año antes.

Pasadas las 14h00, faltando 30 kilómetros para llegar a su destino, el avión dejó de transmitir. Una roca cercana a la cumbre del cerro Huayrapungo había detenido las esperanzas que el país tenía en el joven Presidente. Tenía 40 años de edad y 22 meses ejerciendo el poder. También viajaban el ministro de Defensa Marco Aurelio Subía y su esposa Irlanda, el copiloto Galo Romo, los oficiales Héctor Torres y Armando Navarrete y la azafata Soledad Rosero.

Los Roldós Bucaram dejaron en la orfandad a Martha, Diana y Santiago.

A Martha, economista de la Católica de Guayaquil, excandidata presidencial y directora del portal de investigación periodística MilHojas, aún le “parece mentira. Son 40 años y todo lo que ha pasado. Son 40 años de frustraciones para el país y 40 años de ausencia para su familia”.

$!Último discurso de Jaime Roldós.

¿DÓNDE ESTABA USTED ESE DÍA?

Yo estaba fuera del país. Estaba en Washington estudiando inglés. Esa tarde había una reunión en la casa del embajador. Era un evento conmemorativo de la Batalla del Pichincha. Te diré francamente no recuerdo mucho. Mis recuerdos son absolutamente fragmentados y borrosos.

Un avión, una escala, llegar a Quito. Durante todo ese tiempo no estaba absolutamente certera de lo que había pasado. Yo no sabía si mis hermanos iban con mis papás en el avión. Ni siquiera sabía si realmente me habían dicho qué había pasado.

Al bajar la escalera del avión me estaba esperando mi tío León y una prima. Y entonces supe lo que había pasado solamente de ver el rostro de ellos, de ver el rostro de dolor de mi tío.

¿HUBO ALGUNA PISTA O ALERTA QUE HAGA PENSAR QUE EL PRESIDENTE CORRÍA RIESGO?

Pues no. La seguridad presidencial en esa época era que el Presidente y la Primera Dama tenían sus edecanes. Nosotros teníamos seguridad, éramos menores de edad. Tampoco era que nos movíamos mucho sin nuestros padres.

Recuerdo en un momento, después de un incidente en la frontera, que supuestamente estuvimos amenazados por el M-19. Mi mamá cuando hablaba por teléfono conmigo, solamente decía: rece por nosotros, mijita.

¿EN ESOS DÍAS HABÍA ALGUNA TENSIÓN?

Sé de muchos cambios que él pensaba hacer. Ney Barrionuevo, que escribió un libro, dice que él les había anunciado que el lunes habría cambios drásticos. Había muchas decepciones con colaboradores también y entonces había como un giro en el manejo de los temas. Hubo también una reunión muy acre con el Consejo de Seguridad y que fue narrada por algunos testigos en las investigaciones.

¿QUÉ PASÓ CON LA EVIDENCIA FÍSICA? ¿LOS RESTOS DEL AVIÓN?

Eso es un misterio. En el primer momento mandan una Junta de Investigaciones de Accidentes de la FAE. Ellos hacen un levantamiento rapidísimo de todo en el sitio. Además, la gente se había llevado cosas como souvenir. Tengo gente que me vino a entregar, hace dos años, una libretita de teléfonos de mi mamá que sacaron del sitio del siniestro. En tres días cerraron una pericia técnica de qué era lo que había sucedido.

Esa pericia estuvo tan mal hecha que mi tío León Roldós, con asesoría de expertos en aviación, les mandó una carta diciendo todos los errores que tenía la pericia técnica.

¿Y QUÉ PASÓ?

Allí vino el espíritu de cuerpo. En lugar de analizar qué había sucedido, empezaron a cerrar las puertas y decir que se estaba dudando de las Fuerzas Armadas. Cuando uno va al sitio, ve como increíble que el avión se haya tropezado con esa piedra.

Además, por qué justamente en la última torre de control que tenía que estar en contacto con el avión supuestamente hubo un apagón. El último contacto fue con Guayaquil. Cuando se pidió el casete en la torre de control de Guayaquil, lo dieron por desaparecido casi por un año.

¿APARECIÓ ESA GRABACIÓN?

Apareció, pero la esposa del piloto no reconocía la voz de su esposo en la grabación. Entonces forzaron un reconocimiento con la esposa del copiloto que en ese momento estaba tramitando temas de su pensión y demás.

¿USTED CREE QUE DESPUÉS DE 40 AÑOS AÚN SE PODRÍA ENCONTRAR PISTAS CIERTAS?

Por lo menos tiene que haber un rastro, un registro documental de qué pasó con las piezas del avión. Hay otros temas que se pueden investigar. En Argentina, por ejemplo, había una pista que encontró Manolo Sarmiento (cineasta investigador) a la que no se le dio seguimiento, a pesar de la buena relación que tenía el gobierno de Correa con el gobierno argentino.

Pero por lo menos dígannos qué pasó con las piezas, la ciencia forense ha avanzado mucho y se podría hacer algo. Y no solamente no me contestaron, me dieron información contradictoria.

¿QUIÉN LE DIO INFORMACIÓN CONTRADICTORIA?

María Fernanda Espinosa cuando fue ministra de Defensa me dijo que había aparecido el altímetro. Me llamó a una reunión reservada en el apartado de un restaurante. Yo acudí con Manolo Sarmiento. Me pareció muy rara la reunión.

Me dijeron que había aparecido un altímetro. Esto fue en diciembre de 2013. Y ya sabemos lo que pasó en enero de 2014, mis correos fueron publicados y fui acusada de cosas innombrables, hasta ser aliada de los asesinos de mis padres.

¿APARECIÓ EL ALTÍMETRO?

A Gisella Ronquillo, del diario El Universo, le dijeron que ya no había nada. Que nunca había habido nada... Nosotros nos hemos cansado de las manipulaciones...

USTED EMPEZÓ TAMBIÉN UNA CARRERA POLÍTICA Y LA ABANDONÓ. ¿HA PENSADO RETOMARLA?

Yo empecé mi carrera política muchísimos años después de que habían muerto mis papás. Cuando fallecieron hubo gente que nos hacía ofrecimientos. Yo no tenía ni la edad, ni el conocimiento, ni estaba en la capacidad emocional de asumir un reto como esos.

Después empecé una carrera como legisladora, mi fuerte siempre fue el tema de fiscalización. No quiero que a otros les pase lo que nos pasó a nosotros.

Cuando veo casos como el del general Gabela o como el de Fausto Valdiviezo, casos de desapariciones, asesinatos o de muertes inexplicables, yo sé lo que es estar frente a un Estado que no te da respuestas.

Creo que lo mío siempre ha sido un reclamo ético, que lo peleo desde el espacio que mejor lo pueda pelear.

¿CUÁLES SON LAS LECCIONES O LEGADOS QUE DEJÓ EL PRESIDENTE ROLDÓS?

Yo creo que dejó dos grandes legados. El primero es el tema de la plena vigencia y de la prioridad de los derechos humanos. Como buen jurista él tenía una fórmula que es la de la carta de conducta de Riobamba. Decía que el problema es cuando se confunde a los Estados con los gobiernos. Hay derechos y compromisos de los Estados y hay actuaciones de los gobiernos.

Por ejemplo, todo lo que hizo el gobierno de Correa con los chinos. No puedes decir que eres antiimperialista cuando entregas los recursos con condiciones lesivas para el Estado.

El otro legado para mí es la forma de ver la democracia. Me molestaba muchísimo cuando Correa, que era un violador de derechos humanos, quería presentarse como el nuevo Jaime Roldós. Correa creía que el poder le daba a él una majestad y que él era su majestad.

Mi papá, en cambio, creía que su investidura era algo que él debía respetar. Es al revés, mientras Correa creía que él tenía que ser respetado por su investidura, mi papá creía que el primer llamado a respetar la investidura que tenía era él, el presidente de la República.

Mi papá era una persona de un humor muy fresco en la vida cotidiana, pero cuando se dirigía a la nación, lo hacía incluso en el manejo de las formas y el lenguaje, con un gran respeto, porque él estaba respetando la investidura presidencial.

¿CÓMO ERA LA RELACIÓN ENTRE SUS PADRES?

Con mi madre era muy diferente de la forma en que la mayor parte de las parejas en esa época se relacionaban. Él veía a su esposa como una igual, como una compañera. Y ella, de su parte, buscaba promover los derechos de las mujeres. La misma noción de cambiarle el nombre al Patronato de la Niñez y la Familia por el de Instituto Nacional del Niño y la Familia. El INNFA nace con ella dejando atrás esa situación de patronazgo.

$!Jaime Roldós, Martha Bucaram y Martha Roldós.

¿CÓMO VEÍAN USTEDES LA POLÍTICA EN ESOS AÑOS?

Para mí la política significaba las botas de los militares subiendo por las escaleras de mi casa y el gato salir corriendo desde debajo de la cama. Porque metían las bayonetas debajo de la cama para ver si estaba mi papá. Lo fueron a buscar a mi papá varias veces.

Las botas de los militares tienen un sonido único, nadie pisa como pisan ellos. Mi papá a veces estaba en la casa, a veces no estaba allí, pero igual lo iban a buscar.

¿ALGUNA VEZ LO DETUVIERON?

Una vez nomás estuvo detenido. Yo ahí estaba recién nacida, cuando fue a dar un discurso a la tumba de Alfaro. Los profesores, todo el mundo protestó para que lo suelten. Unos días después hubo otro evento donde se fue preso el pobre de Pancho Huerta, pero mis papás habían alcanzado a escapar a tiempo.

Después, ya en los setenta, cuando Santiago estaba recién nacido, fueron a

la casa a buscar a mi papá. Pero como no lo encontraron y estaba mi mamá con mi ñaño en brazos, se la llevaron detenida con Santiago recién nacido. Santiago fue detenido recién nacido.

Entonces ahí fue todo el mundo, fue mi abuela materna, mi abuelo paterno. Fue un lío. Y claro, como la situación era impresentable, tuvieron que soltarla. No te llevas a una señora presa con un bebé en brazos para obligar al marido a aparecer...

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