Ansonis y Lissette, el guardia y la moradora de Sauces 1 quienes salvaron a un piloto de una muerte anunciada.
En la tarde del martes 18 de octubre Ansonis Jesús Abreu Andrade escuchó el ruido ensordecedor de postes de electricidad cayéndose, levantó la cabeza y vio una avioneta tipo Cessna C206 rozando el techo de una casa. A los pocos segundos la aeronave se estrellaba a una cuadra de su lugar de trabajo.
“Corrí muy rápido sin pensar. Cuando llegué el piloto estaba arrimado a la puerta del avión, sangraba mucho y estaba a punto de desmayarse. Lo agarré y lo llevé a un parque, a unos 20 metros. Me ayudó la señora Mariela que trabaja en un Spa cerca del lugar del accidente.”, relata el guardia de las manzanas 24, 25, 26, 27 y 28 de Sauces 1.
“¡Ayude a mis amigos!”, me decía el piloto. Lo dejé con la señora Lissette que le tendía los brazos. Regresé al avión pero una chispa produjo un incendio muy fuerte y fue imposible salvar a los tripulantes”.
En el parque, la señora Lissette sentó al piloto en una banca y gritó a todo pulmón que alguien le dé sábila. Una vecina le dio enseguida y Lisette empezó a aplicar el cristal en todas las partes quemadas del cuerpo. “Tenía el ojo sobresalido, la oreja y el rostro cortado, el brazo y las costillas todavía tenían llamas”, cuenta Lisette Soria. “Le pregunté cómo se llamaba, me dijo Christian. Gritaba que vayamos a ver a sus amigos, que no podía mas, que se iba a desmayar”.
Lissette no paraba de hablarle para que no se duerma. Durante media hora le aplicó sábila en todo el cuerpo y le conversó de todo sin parar. A la media hora llegó la ambulancia y los paramédicos. Si Ansonis y Lisette no hubieran actuado, el capitán Christian Almendáriz hubiera muerto en la explosión del avión o de sus quemaduras...
Han pasado dos días, el guardia y la moradora de Sauces 1 recuerdan el fatal accidente. Lissette tiene la mano cortada pero nada grave, Ansonis confiesa que horas después del accidente empezó a temblar. “Mientras estábamos actuando no pensábamos pero después llegan los nervios”, explica el venezolano que tiene 5 años en Ecuador y nueve meses en este puesto de trabajo. Andonis era militar en Caracas y viajó con su mamá Audelina a Guayaquil para buscar un mejor futuro.
En cuanto a Lissette, no tiene trabajo ahora pero se desempeñó como recepcionista y asistente administrativa. Es madre soltera y tiene una niña de 10 años.
Ansonis y Lissette tienen 38 años, son muy queridos en el barrio, ahora son héroes también. No piden nada a nadie. El ex escolta de Caracas sueña con estudiar enfermería y Lissette aplica para cualquier trabajo en publicidad o servicio al cliente. Esperan con ansias poder visitar a Cristian. Hoy recibieron la noticia que está fuera de peligeo...
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