La Fiscalía informó que este 8 de septiembre capturó y vinculó a siete personas más que habrían participado en el asesinato de Fernando Villavicencio el pasado 9 de septiembre. De momento suman ya 13 personas detenidas, entre ellas, seis sicarios, pero hasta ahora las autoridades no han dado detalles sobre el presunto móvil del crimen ni sobre los presuntos autores intelectuales.
Su amigo Christian Zurita, quien se convirtió en candidato presidencial para reemplazarlo en la papeleta, aseguró que la Policía habría sabido de un aparente plan para acabar con Fernando Villavicencio, pues dos de los sicarios estaban siendo investigados por la Unidad Antinarcóticos. Sin embargo, según Zurita la Policía lo habría omitido.
La madre de Villavicencio, Gloria Valencia, quien asistió junto a Zurita a un homenaje que hizo la Unión Nacional de Periodistas, en Quito, exigió que el Gobierno entregue la información y el crimen de su hijo no quede en la impunidad.
Lea también: Fernando Villavicencio: las investigaciones que tocaron las fibras más altas de los últimos Gobiernos
Lo mismo esperan sus hijas, aunque Amanda Villavicencio, la hija mayor dice que “la justicia no existe, porque lo único justo es que mi padre esté conmigo todavía”.
Ella cuenta que una vez Fernando Villavicencio la hizo despertar a las tres de la mañana para publicar una investigación periodística. Él documentaba casos de corrupción y ella manejaba la página web del portal La Fuente. “Pero los empleados tenemos derechos”, reclamó la joven, mostrando de manera irónica su inconformidad por la hora. “Pero los hijos, no”, le respondió el padre, con humor y una frase como sacada de la chistera, aunque una publicación, como las tantas que hizo, habría podido llevarle a juicio, inundarle de críticas e, incluso, terminar en amenazas.
Tamia, su otra hija, recuerda que un día pidió un taxi y el conductor, quien iba con la radio encendida, dijo: “este señor Villavicencio es agente de la CIA porque, de otra manera, cómo consigue toda esa información”, intuyendo que se trataba de algún agente especial que incluso hackeaba computadoras y celulares. “Mi papá no podía ni usar muy bien su Instagram, no sabía cómo hacer una historia. En Twitter sí se defendía porque le tocó aprender”, rememora Tamia. Pero Villavicencio decía que sí era agente de la CIA: Central Indígena de Alausí, bromeando y haciendo alusión al lugar donde nació. Así era Fernando.
Lea la entrevista completa con las hijas de Fernando Villavicencio en la última edición de Revista Vistazo. Suscríbase aquí.