Los procesos disciplinarios en contra de varios policías por el caso María Belén Bernal empiezan a concretarse. Este fin de semana se conoció que el teniente coronel de la Policía, Freddy Jara, exdirector encargado de la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo, fue dado de baja.
Así lo confirmó su abogado Erick Huilca a varios medios de comunicación. El jurista indicó que la Policía notificó la resolución a su defendido de manera oral el pasado 11 de noviembre y estaría por llegar la notificación escrita.
La baja se habría dado bajo el argumento de que hubo un supuesto abuso de facultades al no emitir disposiciones por escrito, según contó Huilca a diario El Universo.
La defensa cree que la decisión es injusta, por ello anunciaron que acudirán a instancias judiciales para que el teniente sea restituido de su puesto.
Freddy Jara estaba a cargo de la Escuela Superior de Policía desde el 8 de septiembre. Horas antes del crimen de María Belén Bernal, el sábado 10 de septiembre, Jara tenía que trabajar hasta las 18:00, pero permaneció cubriendo su puesto hasta las 22:40.
Mientras que el femicidio ocurrió horas después, en la madrugada del 11 de septiembre. Recién el martes 13 de septiembre, en horas de la mañana, Jara habría conocido sobre las irregularidades en la Escuela de Policía, según dijo Huilca en rueda de prensa el mes pasado.
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La Policía abrió 12 procesos administrativos contra agentes de diferentes rangos, puesto que habrían tenido cierto grado de acción u omisión en el caso Bernal. Mientras se desarrollan las investigaciones, los policías fueron suspendidos de sus cargos.
En este sentido, la abogada Valeria Mena, defensora de dos oficiales, confirmó a diario Expreso que, aparte de Jara, dos agentes más ya habrían sido dados de baja. Serían un capitán y un teniente, pero se desconocen sus identidades.
Mientras que el principal sospechoso en el asesinato de María Belén Bernal, su esposo, Germán Cáceres, también está en proceso de destitución.
Cáceres, quien era instructor de la Escuela, sigue prófugo tras más de dos meses del crimen que conmocionó al Ecuador. Su último rastro fue en Medellín, Colombia.