El cambio cultural e industrial que se dio en el Ecuador en la última década con respecto al cacao ha sido significativo. Se dejó a un lado la muletilla de que “el chocolate suizo se elabora con cacao ecuatoriano”, hoy somos productores del mejor chocolate del mundo, que además resulta ser el más caro en el mercado internacional. Los responsables son dos empresas que consolidaron sus líneas de negocio a partir de la innovación y el comercio justo. Estas son Pacari y To´ak.
La relación del Ecuador con el cacao forma parte de la historia nacional. El boom de las exportaciones cacaoteras entre finales del siglo XIX e inicios del XX permitió que Ecuador se consolide como el principal exportador a nivel mundial y que en el país se acumularan riquezas nunca antes vistas. Sin embargo, el producto solamente se lo vendía como materia prima, que luego en Europa era procesado como chocolate Premium o de lujo.
EL MEJOR CHOCOLATE DEL MUNDO
Pasaron décadas y plagas, para que la producción nacional le de un valor agregado a la materia prima y se posicione como producto ecuatoriano en los principales mercados del mundo. “Depender de las materias primas es un error, se debe vender producto con valor agregado, ese es el verdadero objetivo de justicia”, expone Santiago Peralta, fundador de Pacari. El inició con su compañía en 2012, cuando vio una oportunidad de contribuir con los productores locales y la necesidad de producir el chocolate Premium en el país. “El comercio justo era hacer nuestra propia marca y mostrar nuestra cultura a través del chocolate. Nos comenzamos a tratar iguales”, acota.
Esto catapultó a Pacari en el mercado internacional y los reconocimientos no se hicieron esperar. Desde entonces, cada año los productos Pacari han recibido distinciones en los Premios Internacionales del Chocolate , medallas de oro, plata y bronce, a nivel regional y mundial. Sus distintas creaciones han sido resultado de prueba y error, según revela Peralta. No obstante, les ha permitido ampliar su oferta de sabores a creaciones mágicas como chocolate con maracuyá, o menta, rosas andinas, guayusa, mortiño, granos de sal, ají, hierbaluisa, cedrón, entre otros. “Cambiamos la mentalidad de que el producto Premium es extranjero, sino que sea nuestro. De eso se trata”, describe.
Para garantizar la calidad de su chocolate, Pacari selecciona los mejores granos disponibles y los compra directamente a los proveedores por el doble o triple del precio del saco que ofrece el mercado. Peralta explica que es una de las múltiples formas de reconocer a los que trabajan en esa área: “Es gente que cultiva el mejor cacao del mundo y no eran tratados correctamente porque son pobres. ¿Cómo se podía hablar de comercio justo?"
Sin embargo, la inclusión de la parte obrera va de la mano con el desarrollo de su forma de vida. “No se trata de cantidad de sus ingresos, sino de la calidad de sus gastos”, reflexiona Peralta. Pacari involucró a las esposas de los trabajadores en las operaciones del negocio para que mejoren su calidad de vida y conozcan cuánto se remunera el trabajo en el sector cacaotero. Además, se les proveyó de equipamientos y escuelas para que los hijos no acudan a trabajar, sino que se dediquen a estudiar. “Ese es el concepto básico de justicia: una relación de dos o más personas que se sirven y se cuidan entre sí”, indica.
La diversidad de Pacari en los mercados es abismal. Una barra de chocolate se la encuentra en los hoteles de lujo en Medio Oriente, así como en los supermercados de cantones rurales del país. “No queremos ser nicho, queremos dejar a un lado eso porque es discriminatorio e injusto. Sino ¿de qué concepto de justicia estamos hablando?”, reflexiona Peralta.
EL CHOCOLATE MÁS CARO DEL MUNDO
En una búsqueda por un producto propio y autóctono, los estadounidenses Jerry Toth y Carl Schweizer recorrieron todo el Ecuador para encontrar un cacao completamente nacional. A inicios de siglo XX, varias plagas mataron las plantaciones originarias de cacao, sin embargo, los esfuerzos gubernamentales para no detener el boom cacaotero hicieron que se produzcan injertos. Estas conservaban la producción de mazorcas, pero este ya perdía su pureza original.
Denisse Valencia cuenta que en la búsqueda de árboles nativos llegaron al valle Piedra de Plata, cercano al cantón manabita Calceta. Al hacerles un análisis con ADN a una muestra de árboles, de los cuáles habían escuchado que sobrevivieron a las plagas, determinaron que seis árboles eran nativos y producían Cacao Nacional, una especie que se creía extinta. “Eso nos obligaba a desarrollar el concepto, que permite explorar un espacio no trabajado en el chocolate”, así nació la marca To´ak Chocolate, de la cual Valencia es su gerente general.
Para 2013, cuando comenzó el proceso de construcción y estrategia de marca, la compañía notó que la oferta chocolatera nacional se peleaba en un mercado muy saturado. De forma que se inclinaron por producir una barra de chocolate de lujo, cuyo valor ancestral y conservador sea reconocido por los paladares y compradores. Por la exclusividad de los granos utilizados, así como el proceso artesanal que involucraba, se destinaría a nichos de segmento alto.
La primera barra de chocolate de To´ak se vendió en Estados Unidos. “Tuvimos las facilidades porque para ofertar un producto requeríamos de menos certificaciones que en Ecuador”, revela Valencia. Luego, la marca se fue expandiendo y hoy se la consigue en las boutiques de los principales centros financieros del mundo como Beijing, Hong Kong, Londres, Tokio, Los Ángeles, Nueva York, Viena, Zúrich, entre otros. La matriz se ubica en Quito, junto a la única tienda disponible en el Ecuador. La barra de chocolate más destacada de To´ak cuesta $450, más que un sueldo básico en el país de origen ($400).