Luego de cinco años de funcionamiento, el programa de vivienda VIS y VIP que impulsa el Ministerio de Vivienda ha entrado en un periodo de incertidumbre a la espera de que nuevos fondos ‘rellenen’ el fideicomiso a través del cual se han financiado casi 25.500 viviendas, a una tasa del 4,9% y con 5% de entrada, desde el 2019.
La Vivienda de Interés Social (VIS) y la Vivienda de Interés Público (VIP) es un programa que surgió en el 2015 como mecanismo para cubrir el déficit habitacional en el país; y que en el 2019 recibió un impulso luego de que, a través de organismos internacionales, el Estado obtuviera 530 millones de dólares para financiar viviendas con tasa subsidiada.
De ese fondo, “solamente quedan unos 100 millones de dólares”; al ritmo que se mueve este tipo de vivienda, son recursos que alcanzarían hasta finales de este año, sostiene el vocero de Constructores Positivos, Joan Proaño.
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La incertidumbre se genera, explica Proaño, porque el desarrollo de un proyecto de vivienda toma al menos un año y los promotores o constructores que empiezan nuevos proyectos VIS y VIP necesitan tener la certeza de que, al ponerlos en venta, habrá los recursos para que el comprador pueda obtener una tasa del 4,9% en el banco.
“Es el único programa que ha permitido en realidad reemplazar una cuota de arriendo por una de crédito”, señala Ximena Aguirre, gerente de Negocios Financieros de Mutualista Pichincha. Gracias al mecanismo, que involucra a las instituciones financieras y al gobierno, “la cuota baja a la mitad de lo que normalmente sería”.
En el 2024, el 17% del total de crédito hipotecario en el país se destinó a vivienda VIS y VIP, según Proaño. La de Interés Social tiene un costo de hasta 83.660 dólares y la de Interés Público de hasta 107.630 dólares; ambos montos se ajustan cada año de acuerdo al salario básico unificado.
Otro factor genera también incertidumbre en el funcionamiento del programa de viviendas VIS y VIP: los bancos han solicitado una revisión de cómo se maneja la tasa de interés que ellos cobran sobre los créditos que financian este tipo de casas y departamentos.
Cómo funciona el sistema: un 38% del crédito que se solicita tiene tasa 0% y el 62% restante paga una tasa del 9%. Gracias a esta combinación, el comprador solo paga una tasa del 4,9%. El banco desembolsa la totalidad del crédito y el Estado le compensa el interés que no le cobra al cliente sobre ese 38%.
El mecanismo, sin embargo, no ha resultado lo suficientemente atractivo para los bancos. Apenas cinco entidades financian vivienda VIS y VIP: Banco Pichincha, Mutualista Pichincha, Banco General Rumiñahui, Mutualista Azuay y Cooperativa Atuntaqui.
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“Lo que está solicitando la banca es que haya una fórmula para que la tasa –el 9% que cobran sobre el 62% del crédito- se vaya subiendo”, dice Proaño. Y que, además, en el crédito para las viviendas VIP -de hasta 107,630 dólares- la tasa final para el cliente sea de 5,99%.
Con el pedido aún no resuelto, las instituciones financieras “se han retraído mucho de seguir participando en el programa (...) y el rango de hasta 70 mil dólares más o menos es el que más se ha afectado”, sostiene Paulina Viteri, directora de Operaciones de Apive (Asociación de Promotores Inmobiliarios de Vivienda).
En el 2016, según Apive, este rango representaba el 67% de las viviendas vendidas; a noviembre de 2024, bajó al 2%.
Lo que en la práctica significa que la llave del crédito se cierra para quienes menos ingresos tienen.
El programa de vivienda VIS y VIP, recalca la vocera, “es el más importante que tiene el país para que la población acceda a viviendas con esta tasa de interés”.
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De ahí la importancia de darle certezas con nuevos recursos y un mecanismo de tasa de interés que no eleve la cuota más allá de lo que una familia paga por un arriendo y que, al mismo tiempo, no ahuyente a la banca.