La histórica sequía que vive el Ecuador no solo ha provocado cortes de luz, sino que también amenaza la distribución de agua potable. Ciudades como Quito y Cuenca han efectuado racionamientos programados del líquido vital. Si no llueve, la crisis podría empeorar. Son los efectos de un cambio climático que ya se venía alertando, pero recién se está tomando conciencia sobre la magnitud del problema.
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“Es preferible que le quitemos a la ciudadanía una o dos horas al día (de agua potable) a que luego tengamos que cortar 14 horas”, advirtió el alcalde de la capital, Pabel Muñoz, ante los cortes de energía de 12 horas programados por el Gobierno Nacional y las condiciones climatológicas.
En la capital ya se realizan cortes de agua diarios en zonas ubicadas en las partes altas de la ciudad, hasta donde llega el líquido mediante estaciones de bombeo que funcionan con electricidad.
Sin embargo, la falta de lluvias podría causar que esta situación se extienda a más zonas de Quito. Según la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), “las fuentes hídricas que abastecen a la ciudad registran un promedio de nueve días consecutivos sin precipitaciones lo que causa la disminución de caudales de hasta un metro por debajo de un noviembre normal”.
La entidad cuenta con cuatro embalses: Salve Faccha, Mogotes, Sucus y Mica. Los tres primeros forman parte del sistema Papallacta, que distribuye sobre todo al norte de la ciudad y Mica al sur y otras áreas periféricas.
Salve Faccha, por ejemplo, tiene una cota máxima de operación de 3.890 metros sobre el nivel del mar, pero actualmente ha bajado a 3.886. Si bien se mantiene sobre el promedio mínimo que es 3.882 metros sobre el nivel del mar, esta cifra podría seguir disminuyendo.
“Esto sucede porque tenemos menos lluvia y necesitamos estas precipitaciones para recargar el nivel del embalse”, explicó Andrés Baquero, jefe del Sistema Integrado Papallacta de la Epmaps, a Vistazo.
Agregó que estos embalses se alimentan de ríos, pero la falta de aguaceros ha provocado el descenso de los caudales. En los páramos de la cuenca hídrica del sistema del río Pita no ha llovido en diez días, al igual que en el Atacazo y en Mindo-Pichán.
Baquero menciona que los niveles del agua en los reservorios también bajan por el alto consumo de la gente. “Todavía nos falta para llegar a niveles críticos, pero el consumo tiene que ser responsable y así podremos llegar al próximo año sin problemas”.
Quito no es la única ciudad que afronta racionamientos de agua potable. Cuenca también vive una situación preocupante, ya son 123 días de sequía hidrológica y hay tan solo 4% de probabilidad de lluvia para estos días. Mientras que la radiación UV será extrema.
Según la empresa Etapa EP, los ríos Yanuncay y Machángara se mantienen con caudales bajos. La peor parte la llevan los ríos Tarqui y Tomebamba, que están casi secos.
El alcalde de Cuenca, Cristian Zamora, explicó en un video de redes sociales que la ciudad atraviesa “una situación crítica” en el sistema de agua potable, por lo cual hizo un llamado a la población para que tome medidas de ahorro en sus hogares.
Explicó que el río Culebrillas, que abastece en parte a la Planta de El Cebollar, permanece prácticamente sin agua. Además, advirtió que si este panorama continúa, la capital azuaya podría enfrentar racionamientos prolongados. “No queremos tener falta de agua y luz”, mencionó Zamora.
Más temprano, la empresa Etapa EP comunicó que si los caudales siguen reduciéndose, los razonamientos de agua serían inminentes. Por logística no podrían durar menos de seis horas.
En Loja también hay cortes del líquido vital desde la semana pasada, especialmente, en la parte suroccidental. Jorge Herrera, director de Umapal, detalló a Canal Sur Loja que a la planta de agua Pucará están ingresando 204 litros por segundo, pero lo que se necesita para trabajar en condiciones normales son 300 litros por segundo. “Tenemos un déficit hídrico del 33%”, subrayó el funcionario.
Mientras que en otra de las plantas más importantes como es Curitroje, ingresan 36 litros por segundo, cuando lo esencial serían 53 litros por segundo.
En otras ciudades de Cotopaxi, Carchi e Imbabura la situación es parecida, aunque en la gran mayoría se han establecido cortes de agua como consecuencia de los extensos horarios de cortes de luz.
Por otro lado, Ilfn Florsheim, gerente de comunicación de Interagua, la empresa distribuidora de agua potable en Guayaquil, indicó a Vistazo que los caudales del río Daule, de donde se capta el líquido, están en condiciones normales. Por lo cual, no se prevén racionamientos, aunque la semana pasada, decenas de barrios se quedaron sin el suministro debido a trabajos de mantenimiento.
La mayoría de empresas distribuidoras de agua potable en el país están teniendo problemas para proveer el servicio debido a los apagones de hasta 12 horas, programados por el Gobierno Nacional.
No obstante, Karina Barrera, directora ejecutiva del Centro del Pensamiento del Futuro, una organización que promueve la transición ecológica en Ecuador, explica que también hay que tomar en cuenta otros factores como la deforestación y urbanización.
“Tenemos ciudades que se extienden sin ninguna planificación adecuada. Seguimos invadiendo riberas de ríos, desviando cauces hídricos y ocupando gran parte de los páramos sin una visión de que debe existir un equilibrio entre la forma en que producimos y la conservación”, resaltó la especialista.
Ella recuerda que las alertas ya se venían emitiendo desde hace algunos años, pero apenas ahora, que la ciudadanía palma las consecuencias del cambio climático, se está comprendiendo y tomando acciones.
“Hemos vivido como si nuestros recursos fueran infinitos y que todo va a existir siempre”, cuestionó Barrera, quien considera que los estiajes prolongados serán cada vez más frecuentes, por lo tanto, hay que establecer medidas preventivas.
Ella sugiere la reforestación y restauración masiva de cuencas hídricas, pero también que las autoridades implementen una planificación a largo plazo con normas sobre el uso del suelo y la planificación del crecimiento de las ciudades.
“Hago un llamado a pensar con una visión de largo plazo, que trascienda los períodos políticos”, asentó la experta. Mientras que la ciudadanía también debe implementar acciones como el reciclaje y consumo eficiente de recursos.