Una cirugía estética se volvió pesadilla en un centro privado de Cartagena, en la región de Murcia (España). Sara Gómez, de 39 años, murió el primero de enero del 2022, tras someterse a una cirugía estética que le perforó varios órganos. La familia trata de asimilar lo ocurrido y piden justicia.
El dos de diciembre del año pasado, la mujer, que se desempeñaba como agente inmobiliaria, ingresó a una clínica privada para practicarse una lipoescultura. Este es un procedimiento que consiste en extraer grasas mediante una cánula para después transferirlas a otras partes del cuerpo.
La intervención quirúrgica duró más de lo previsto, se realizó entre las 9:00 y 14:30 horas. Al inicio, el doctor había mencionado que todo salió bien, aunque Sara se encontraba inestable. Sin embargo, cuatro horas más tarde, la paciente fue llevada al servicio de urgencias por pérdida de sangre y otros líquidos.
La madre de dos hijos permaneció internada en la unidad de cuidados intensivos casi un mes, hasta que falleció el primero de enero, según contó Ignacio Martínez, el primer abogado de la familia de la víctima a BBC Mundo.
Según denuncia el jurista, Sara salió del quirófano con lesiones propias de una revuelta con armas, pues presentaba cerca de 30 perforaciones de entre 0,5 y 2 centímetros en órganos como riñones, intestino, hígado, el colon, entre otros.
"En los más de 30 años que llevo tratando este tipo de casos he visto de todo, pero este es el más incomprensible de todos", describió el abogado al medio internacional.
CONTRADICCIONES
Inicialmente, tanto el cirujano como el anestesista afirmaron que el procedimiento se realizó sin complicaciones. Pero días después en una comparecencia, el anestesista indicó que la paciente sufría de hipotensión y que el líquido que se extraía presentaba un color rojizo, algo inusual, porque la grasa que se extrae es de color amarillo.
Por su parte, el abogado de la familia dijo a BBC Mundo que "no se entiende por qué no detuvieron la operación cuando vieron que el líquido extraído era de color rojizo, y más teniendo en cuenta que el anestesista avisó, ni por qué llamaron tan tarde a los servicios de urgencias".
Además, mencionó que existe una clara negligencia médica porque se introdujo la cánula en el peritoneo, tejido que cubre la mayor parte de los órganos abdominales, en lugar de hacerlo en el espacio entre la piel y el músculo.
JUSTICIA PARA SARA
Ezequiel Nicolás, expareja de la fallecida y portavoz de la familia, señaló que la denuncia por presunto delito de homicidio es tanto para el cirujano como al anestesista.
También detalló que Sara ya se había hecho otras intervenciones en el pasado y todo había salido bien. Uno de los médicos que la operó en el 2019 había recomendado que no se haga la lipoescultura, pero el doctor acusado aseguró que era una operación sencilla y que en unos días estaría recuperada. La operación costó unos 6.500 dólares.
"Queremos que todo el peso de la ley caiga sobre los culpables porque fue una carnicería", le dijo a BBC Mundo Ezequiel Nicolás.
Por el momento, la jueza del caso le retiró el pasaporte al cirujano, pero no ha sido suspendido de su profesión, por lo que puede seguir operando.