Este 2 de septiembre, Keanu Reeves cumple 57 años. Hoy es uno de los actores favoritos de Hollywood porque su capacidad actoral, pero, sobre todo, su magnético carisma. No obstante, al igual que muchas personas, Reeves ha tenido que pasar varias situaciones duras para ser quien es ahora.
El actor ha afirmado varias veces que no necesita la “felicidad para vivir”. Al menos, no la que la industria cinematográfica vende. Pero, ¿a qué se refiere Reeves con eso? A continuación, le contamos cuatro tragedias por las que él tuvo que pasar, y que lo volvieron más resiliente.
INFANCIA NO TAN FELIZ
Reeves nació en Beirut, la capital de Líbano. Su madre era diseñadora de vestuario y su padre un geólogo, que, por azares de la vida y serios problemas económicos, terminó vendiendo heroína. No solo eso, sino que el Sr. Reeves se convirtió en adicto a esta sustancia estupefaciente y se volvió una persona tosca y agresiva, que constantemente maltrataba física y psicológicamente a su esposa.
Cuando Keanu tenía dos años, la pareja se separó. El padre del futuro actor solía desaparecer de la vida de sus hijos por largos periodos y cuando regresaba, solo humillaba a Keanu y a sus hermanas, Kim y Emma. Así fue la vida hasta que finalmente un día el Sr. Reeves desapareció.
“Pasé mis últimas vacaciones con mi padre cuando tenía 13 años. En nuestro último día nos sentamos en la terraza y miramos el cielo oscuro. Apenas dijo algo esa noche. Al día siguiente nos llevó al aeropuerto. No volvimos a escuchar de él durante 10 años. Ni llamadas, ni cartas, ni nada”, relató el actor. Sus hermanas y él lo buscaron durante años en hospitales y en cárceles, pero no lo encontraron.
Mientras tanto, la madre de Keanu intentó sacar adelante a la familia: se mudó a Australia, pero como tenía tres hijos, nadie le quería dar empleo. Finalmente consiguió un trabajo como Stripper. A finales de los 60 la familia, con una mejor posición económica, se mudó a Nueva York. En Estados Unidos la mujer conoció y desposó al director de cine Paul Aaron, pero se separaron tras un año de matrimonio. Después ella se mudó a Canadá y conoció al promotor musical Robert Miller, con quien tuvo una hija, Karina. Tres años después el compromiso volvía a romperse, y la madre de Keanu lo intentó una tercera vez: se juntó con un peluquero llamado Jack Bond, pero tampoco duró mucho.
SUEÑOS ROTOS
Con tantas mudanzas, Keanu no podía tener amigos estables y tuvo que adaptarse a cuatro secundarias distintas durante su adolescencia, que ya de por sí es una etapa complicada. Además, años de humillación paternal le hicieron creer que era poco inteligente. En las palabras del actor, indicó que se sentía “como una máquina mal engrasada”.
Sus notas eran tan bajas y adoptó un carácter tan rebelde, que fue expulsado de la escuela de Artes en Toronto. Más tarde entró a LaSalle College, y por primera vez sintió que había encontrado algo en lo que era bueno: el hockey sobre hielo. No obstante, una fractura acabó con sus sueños de ser un jugador profesional.
A ello se suma que tenía Asperger, pero no lo sabría hasta tiempo después. Este trastorno se caracteriza por una falta de empatía hacia quienes rodean a la persona y una serie de conductas repetitivas. Sin embargo, las personas que lo padecen suelen tener un IQ muy elevado.
PÉRDIDA DE RIVER PHOENIX
En 1989 conoció a River Phoenix mientras grababa Te amaré hasta que te mate. También en Mi mundo privado. Entre tantos encuentros, el par llegó a compartir charlas que les acercaron como amigos. River le contó que él y sus hermanos habían sido criados como nómades, sin educación formal, y que sus padres estaban en una secta religiosa. También señaló que después de un tiempo se salieron de la misma, pues la práctica de la prostitución religiosa no les gustó a sus padres. Por eso, además cambiaron el apellido familiar de ‘Bottom’ a ‘Phoenix’, para marcar un resurgir.
“Hasta ese momento, prácticamente no tenía amigos en la industria, porque no había conocido a nadie con quien quisiera pasar el rato en privado. Es más fácil para mí separar mi vida privada de mi vida laboral”, dijo Keanu.
Los dos actores fueron muy cercanos, tanto que aquel fatídico el 31 de octubre de 1993, cuando River murió tras ingerir un coctel de narcóticos, Keanu sintió que el mundo se le cayó encima. Incluso llegó a querer abandonar la actuación y se preguntaba constantemente si pudo haber hecho algo para ayudar a River a dejar las drogas.
“River sintió las cosas de manera diferente. Se abrió al sufrimiento del mundo y quería que todos fueran tan felices y libres como él. Disfruté mucho de su compañía, de su mente, su espíritu y su alma”, dijo en 1994.
PÉRDIDA DE SU HIJA Y SU NOVIA
Pero las pérdidas no se detuvieron. En 1998 conoció a Jennifer Syme, una actriz que trabajaba como asistente personal del director David Lynch. Se enamoraron y al poco tiempo Syme quedó embarazada. No obstante, la vida no le daría tregua a nadie: en la navidad de 1999, Syme experimentó un parto prematuro. La bebé, quien se llamó Ava, vivió unas horas, pero luego pereció.
La tristeza hizo que la pareja se separara, pero en buenos términos. En 2001, Jennifer murió tras impactarse con tres camiones cuando regresaba de una fiesta en casa del cantante Marilyn Manson. Ella fue enterrada junto a Ava. Reeves se mostró destruido incluso años después del suceso.
“La gente tiene la idea errónea de que puedes lidiar con esto, pero se equivocan. Cuando las personas que amas no están, estás solo”, dijo Keanu entonces.
Para complicar más las cosas, la leucemia que su hermana Kim había superado de niña, volvió. Keanu estuvo con ella y pagó sus tratamientos. El cáncer retrocedió un tiempo, pero luego regresó, más fuerte que nunca. Desde 2016, Kim ha estado internada en diversas clínicas de Europa y Keanu se ha comprometido con la donación de millones de dólares a hospitales y programas de investigación en la lucha contra el cáncer.
Keanu decidió lidiar con su dolor de una forma diferente al resto de estrellas de Hollywood: decidió alivianar la vida de los demás, en vez de sumirse en las adicciones. Así, cuando ganó su fortuna por Matrix, repartió 40 de los 75 millones de dólares que ganó, entre los miembros del departamento de vestuario y efectos especiales.
“El dinero es en lo último que pienso, con lo que ya tengo puedo vivir durante los próximos siglos”, dijo “Mi idea de la felicidad está relacionada con recostarme en la cama con la persona que amo, compartir una cena con amigos o andar en moto. No tiene nada que ver con un saldo bancario de varios dígitos”.