De ser declarado culpable de los cargos, el acusado enfrenta una posible sentencia de entre más de 57 años y cadena perpetua.
Maurice Jewels Taylor, un personal trainer y padre de cuatro chicos, fue acusado de decapitar a su hijo e hija adolescentes y obligar a otros dos a observar cómo asesinaba a sus hermanos mayores, confirmó la Oficina del Fiscal de Distrito del condado de Los Ángeles, Estados Unidos.
Las autoridades le imputan dos cargos por asesinato en contra Maurice Taylor Jr. de 12 años y Malaka de 13 años. Por otro lado, se le imputan también dos delitos graves por abuso infantil en circunstancias que pueden causar lesiones graves o muerte de sus otros dos hijos, a quienes incluso los obligó «a permanecer en sus habitaciones durante varios días sin comer«.
El hombre de 34 años trabaja en un centro de fisioterapia en Santa Mónica y comúnmente era descrito como una persona “suave” y “confiable”.
Sin embargo, cerca de las 8:00 horas del viernes 4 de diciembre, el Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles acudieron al domicilio por informes de una posible fuga de gas. Fue una vez dentro del inmueble que uno de los bomberos encontró los cuerpos.
“Fue bastante brutal”, dijo el propio R. Rex Parris, alcalde de Lancaster, al medio cuando confirmó que ambos niños habían sido decapitados. Además, el Departamento del Sheriff agregó que en ambos cuerpos se habían identificado “laceraciones y heridas de un arma blanca”.
En el lugar se encontraban dos niños que parecían estar ilesos, pero que aun así fueron llevados a revisión médica como precaución. Actualmente, el Departamento de Servicios para Niños y Familias del Condado de Los Ángeles se encuentra trabajando para ubicarlos en un hogar.
Por otro lado, ambos padres fueron detenidos y llevados a interrogación sin que pusieran resistencia. La madre de los menores fue puesta en libertad tras haber declarado ante las autoridades.
Sobre la presunta fuga de gas, el Departamento de Bomberos señaló que fueron los clientes de Taylor quienes llamaron para reportarla, pues el entrenador no había contestado a las llamadas desde hace tiempo y buscaban contactarlo. Temían que el hombre y su familia se intoxicaran con monóxido de carbono.
No obstante, el dueño de la casa donde vivían la familia señaló que desde hace años comenzó a notar extraños comportamientos de sus inquilinos. “Otros vecinos pasan tiempo al aire libre o se saludan de vez en cuando. Esta familia estaba inquietantemente silenciosa”, dijo.
El alcalde Parris comentó que aún se esta buscando información sobre el hecho, pero que gran parte de las pruebas apuntan a que por la pandemia, la economía, el cierre de escuelas y los lugares públicos, el ambiente al interior de la familia se había vuelto estresante.