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Dormir bien, dormir en pareja

lunes, 20 julio 2015 - 07:52
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Parece una pelea que surgió de la nada. Un gesto mínimo, un detalle que normalmente pasaría desapercibido, esta vez desencadena una discusión. ¿El amor se está acabando? Quizás haya una respuesta mucho más simple oculta en sus hábitos nocturnos o en los de la otra persona. La próxima vez que tenga una pelea de este tipo con su pareja, antes de creer que todo está acabado entre los dos, pregúntense si han estado durmiendo bien últimamente. Quizás no pueda ver una conexión lógica entre la falta de sueño y el conflicto en su relación, pero existe una posibilidad de que estén conectados: una investigación de la universidad californiana de Berkeley encontró que la falta de sueño puede ser un factor clave en el desarrollo de conflictos de pareja, uno capaz de hasta poner las relaciones en riesgo.

El estudio sugiere que una de las razones por las que las parejas se involucran en discusiones frecuentes, severas y probablemente innecesarias, es porque al menos uno de los dos está teniendo problemas de sueño. Según el documento, la falta de sueño conduce a respuestas amplificadas a los estímulos emocionales negativos, así como al incremento de sentimientos negativos como la ira. En consecuencia, estiman los investigadores de Berkeley, los individuos mal descansados son frecuentemente más propensos a reaccionar con agresividad a problemas en sus relaciones. Asimismo, son más propensos a tener reacciones más severas, en comparación con las que tendrían por los mismos motivos cuando están bien descansados.

Pero ¿cómo distinguir una pelea causada por falta de descanso? Según Amie Gordon, autora del estudio, los problemas de este tipo frecuentemente producen falta de gratitud: los malos hábitos de sueño pueden dejar a las parejas muy cansadas para decir gracias y pueden hacer que el otro sienta que lo están dando por sentado. “La falta de sueño nos hace más egoístas porque nos lleva a priorizar nuestras necesidades sobre las de nuestros compañeros”, explica Gordon y añade que en su investigación encontró que una mala noche de sueño deja a las personas menos en sintonía con los estados de ánimo y la sensibilidad de su pareja. Esto ocurre sobre todo cuando uno durmió bien y el otro no: “quizás uno durmió como un bebé, pero si la otra persona no, probablemente ambos terminarán malhumorados”.


AGRESIVIDAD. La falta de sueño ha sido comúnmente
relacionada con comportamientos agresivos.

Los resultados de Gordon hacen eco de literatura preexistente sobre las consecuencias de dormir poco o dormir mal. Generalmente, la falta de sueño ha sido relacionada con comportamientos agresivos, según un análisis realizado por investigadores del servicio de salud mental de Holanda: tanto en los niños, como en los adolescentes y en los adultos jóvenes, la dificultad para descansar es capaz de fomentar comportamientos agresivos. Tomando en cuenta datos de diferentes centros en todo el mundo, los holandeses concluyeron que, aunque no ocurre en todas las personas de la misma manera, la relación entre los problemas para dormir y la agresividad, puede estar mediada por los efectos negativos de la falta de descanso en el funcionamiento de la corteza prefrontal, un área del cerebro que está involucrada en los procesos de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social, según información de la Librería Nacional Médica de Estados Unidos.

DORMIR JUNTOS O DORMIR BIEN

No dormir bien, entonces, puede causar problemas de pareja. Michael Breus, doctor especializado en sueño y columnista del Huffington Post, comenta que se trata de una situación difícil, porque la causa del mal descanso muchas veces se encuentra en la misma pareja: compartir una cama puede traer consecuencias como esta. Los giros constantes del insomnio, así como los ronquidos o los ruidos producidos por la apnea, no solo disminuyen la calidad del descanso de la persona que sufre el trastorno, sino que también molesta a quien duerme con ella. Iguales molestias causan quienes tienen horarios de descanso peculiares: “cuando eres de los que se acuestan temprano para levantarse temprano, tener un compañero que guste de leer o ver televisión hasta tarde en la cama puede traer inconvenientes”, explica Breus.

Por razones como esta, cada vez con mayor frecuencia se escucha de parejas que duermen en camas separadas, incluso cuando viven juntos. La Fundación Nacional del Sueño, con base en Estados Unidos, hizo una encuesta internacional en 2013, en la que determinó que en Japón, por ejemplo, el 28 por ciento de las parejas casadas duermen en camas separadas. En los demás países considerados por la investigación los porcentajes son inferiores, pero aún así muestran una tendencia que se expande por el mundo: los datos sugieren que la cifra es del 12 por ciento en Estados Unidos y México; del nueve por ciento en Reino Unido; del ocho por ciento en Alemania y del seis por ciento en Canadá.

¿Dormir en camas separadas puede ser una clave para mejorar la relación, entonces? De acuerdo a un análisis llevado a cabo por la universidad Ryerson de Toronto (Canadá), hacerlo, efectivamente, puede traer beneficios para la relación. Mucha gente se abstiene, sin embargo, por conceptos erróneos relacionados con esta idea, indica la académica canadiense Colleen Carney, autora del estudio. “Sí es posible tener una relación feliz y satisfactoria durmiendo en camas separadas”, argumenta Carney y agrega que incluso ha conocido casos de personas que caminaban hacia el divorcio, pero encontraron en la separación de camas una nueva forma de conectarse.

INTIMIDAD NOCTURNA

Sin embargo, aunque el dormir por separado parezca una opción atractiva para las parejas que tienen dificultades a la hora de conciliar el sueño, también tiene sus desventajas, advierte Breus, quien invita a reflexionar sobre “lo que se pierde” cuando se acude a esta práctica. La intimidad que una pareja alcanza cuando todas las noches duerme junta es uno de los sacrificios, argumenta el especialista. “Y no solo estoy hablando de la intimidad sexual, a pesar de que ciertamente ese es un riesgo; también me refiero a la sensación de unidad y conexión emocional que viene de dormir juntos”, explica Breus.


A pesar de que a veces conlleve dificultades para descansar, dormir en pareja
tiene un componente de intimidad beneficioso para la pareja. Una cama compartida
puede significar desde sexo casual hasta un espacio de comunicación.

En su blog, Breus detalla que es importante tener en cuenta las ventajas de compartir una cama para una relación. Para comenzar, dice, si una pareja comparte cama todas las noches es más probable que tenga sexo; en consecuencia, considera que si deciden separarse de las sábanas, la vida sexual podría resultar afectada. Otro aspecto importante, agrega, es que para muchas parejas la hora de dormir es la mejor para comunicarse: “si has estado corriendo toda la tarde, y no has tenido tiempo para ponerte al día con tu compañera, usualmente la cama que comparten antes de dormirse es el mejor lugar para conversar”.

Por último, un estudio publicado por la Revista de Medicina Clínica del Sueño indica que las personas que sufren de trastornos del sueño se sienten más motivados a continuar un tratamiento para resolverlos cuando su pareja se compromete a seguir durmiendo con ellas en la misma cama. Según los autores de la investigación, las terapias para mejorar los problemas de sueño deben tratar a las parejas “como una unidad”: no solo la persona que tiene el problema es la que debe ser educada sobre su trastorno y su tratamiento, sino que su pareja también debe ser incluida en todas las instancias del proceso de curación.

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