La etapa de aislamiento, ocasionada por la COVID-19, se ha convertido en un desafío educativo para varios institutos técnicos y tecnológicos del país, pues han tenido que modificar sus contenidos prácticos y teóricos a diversas plataformas de estudios.
Los recursos didácticos o materiales de estudio son recopilados por los docentes y publicados a través de una plataforma que permite a los estudiantes prepararse antes y después de una clase virtual.
Jorge Calderón, rector del Instituto Superior Tecnológico ARGOS, considera que la educación virtual se ha transformando, y continuará haciéndolo para lograr un impacto en la sociedad cada vez más evidente.
Para involucrarse en esta modalidad, el Instituto se venía preparando desde el año pasado con el uso de recursos digitales, ya que había presentado al Consejo de Educación Superior la solicitud para brindar carreras en modalidad online.
“La paralización del país, ocurrida en octubre del 2019, nos puso a prueba y esas dos semanas usamos recursos como Skype, Moodle y Zoom, así como nuestra plataforma Atrium. Para el 2020 ya estaba prevista la adquisición de la plataforma Blackboard y con la emergencia sanitaria se aceleraron los procesos para su implementación, tal es el caso que desde el 13 de abril que inició nuestro período académico usamos Blackboard”, indica Calderón.
No obstante, el rector del Instituto ARGOS, aclara que por el momento las clases que se están impartiendo a nivel nacional se realizan por medio de una educación presencial virtualizada, ya que una oferta completamente virtual, entre otros aspectos tecnológicos, rompe toda barrera geográfica.
Para lograr esta modalidad, indica que existen varios desafíos, empezando por el aspecto cultural, pues existe el paradigma de que la educación virtual es de baja calidad, además del reto que implica el auto compromiso, la dedicación y disciplina que deben existir por parte de los involucrados.
El Instituto Superior Tecnológico Rumiñahui también fue otro centro de estudios que empezó con un involucramiento digital previo a la emergencia sanitaria. Su vicerrector académico, Luis Chávez, menciona que la institución se preparó desde hace dos años, orientando su educación a modalidad semipresencial, a distancia y virtual, e implementando varias plataformas informáticas en la nube.
En ese periodo, los profesores se prepararon con cursos de proveedores de software, cursos internos y también intensivos de expertos de la comunidad digital FATLA con más de 1.000 horas de capacitación.
Pero más allá de una formación tecnológica, Chávez afirma que se preparó a los docentes en un modelo instruccional llamado 4C/ID, que cambia la concepción de una clase tradicional a una asignatura innovadora centrada en resultados del aprendizaje.
“El 75 por ciento de nuestros estudiantes ya estaban familiarizados con el sistema virtual y solo el 25 tuvo dificultades de ambientación por venir de una modalidad presencial, aunque fue fácil solventar sus dudas e inquietudes y sobre todo la incertidumbre que se genera en los espacios virtuales”, explica Luis Chávez.
Ayuda e incertidumbre
Conscientes de la inseguridad económica y laboral desencadenada por la pandemia, una de las acciones ejercidas por el Instituto Superior Tecnológico ARGOS fue el Plan de Solidaridad, a través del cual ofreció un subsidio del 50 por ciento en su matrícula.
Además, el diferimiento de pagos de las pensiones de 5 a 10 meses, refinanciamiento de deudas, ampliación de canales de pago y asistencia psicológica a los estudiantes para que puedan continuar con sus proyectos de estudios.
En medio de una situación similar, Wladimir Paredes, director de Investigación del Instituto Superior Tecnológico Rumiñahui, menciona que uno de los grandes inconvenientes en esa época fue la pérdida del poder económico de toda la comunidad educativa, haciendo que sus estudiantes no puedan alcanzar a pagar sus aranceles.
Sin embargo, para poder ayudar o solventar este problema, la institución realizó descuentos en sus aranceles e implementó un sistema de ayuda económica fundamentada en un sistema de pagos parciales mensuales y la consolidación de todas las becas que previamente fueron gestionadas y concedidas a grupos vulnerables.
En el seguimiento realizado a los estudiantes del Instituto, Wladimir Paredes indica que, de 2.700 inscripciones recibidas para seguir el presente periodo académico, solo un 80 por ciento del alumnado logró matricularse. Mientras que, un 15 por ciento no continuaría por la incertidumbre generada a causa de la pandemia, postergando su formación para el siguiente periodo, y el 5 por ciento restante, no continuó con el proceso por otras razones.