La provincia de Carchi celebraba la victoria de otro de sus hijos, el corredor Jonathan Caicedo, el segundo en subir a un podio del Giro de Italia después de que el año pasado se coronara Richard Carapaz. En la Etapa 4 del Giro, el 'cubanito' mantuvo hoy su liderato en la montaña, sosteniendo la 'Maglia Azzurra'. Caicedo, atacó en el último esprint del día, para tratar de ganar la bonificación de dos segundos y así adueñarse de la maglia rosa, pero el portugués João Almeida respondió y le ganó al carchense en la aceleración. Por eso, el portugués se mantiene como líder de la clasificación general.
En su tierra natal, familiares, amigos, conocidos y fanáticos celebran. "Muy orgullosos. Es una carrera muy importante", dijo Gerardo Caicedo, padre del ciclista que ayer se impuso en la tercera etapa en la cima del Etna.
Tras conocer de su escapada, funcionarios de la prefectura, entre ellos el prefecto Guillermo Herrera, dejaron sus quehaceres para seguir la etapa en directo.
"Estamos emocionados con esta hazaña. Con ella los deportistas nos dan un aviso y nos dicen que debemos hacer algo mucho más grande. Si con apoyo a nivel local hemos tenido estos triunfos, imagínese a nivel nacional si el Gobierno, las instituciones del Deporte y la empresa privada apoyaran al ciclismo. Nos convertiríamos en una gran potencia", aseguró Herrera.
Caicedo, de 27 años y del Education First, se impuso en la tercera etapa del Giro disputada este lunes 5 de octubre, sobre un recorrido de 150 kilómetros de Enna al Etna, en la sureña isla Sicilia, y es segundo en la clasificación general, detrás del portugués Joao Almeida (Deceunick Quick Stepp).
El ciclista carchense lanzó un ataque en los primeros kilómetros de la etapa y selló la victoria más importante de su vida al terminar en 4 horas, dos minutos y 33 segundos, por delante del italiano Giovanni Visconti (Vini Zabú) y el belga Harm Vanhoucke (Lotto Soudal).
"Trabajo en el mercado Bolívar desde las cuatro de la mañana y vine a las siete y ya estaba escapado, y ya me quedé viendo hasta que terminó", cuenta el emocionado padre.
Comerciante de frutas y verduras, Gerardo Caicedo fue quien estampó en su hijo la afición por el ciclismo.
"Me gustaba el ciclismo, un hermano me regaló una bicicleta y de ahí comencé a entrenar. Justo había la Vuelta al Ecuador y el papá de Juan Carlos Rosero (mítico formador de ciclistas del Carchi) me ayudó", señala sobre unos pasos que dio a los veinte años, "una edad -dice- a la que no se logra hacer fama".
Reflejo de esa pasión de juventud es el pequeño museo que Gerardo tiene para alentar a jóvenes y mayores a subir a la bicicleta y el pequeño taller con el que presta servicios al vecindario, actividad que combina con la venta de legumbres.
Mas éxito tuvo con sus hijos Jonathan y Sebastián, y en menor medida su hija Diana.
"Jonathan se dedicaba al principio al atletismo. Desde los 10 años hasta los 14. Pero después de 15 ya se dedicó a formarse", comenta.
Como Carapaz, ganador del Giro el año pasado, y otros tantos corredores de la provincia del Carchi, también Caicedo pasó por la escuela de Rosero, aunque ahora el ciclista tiene una propia con el apoyo de la Prefectura.
"Es algo muy emocionante y es un orgullo pertenecer a su equipo", dijo a Efe Amelia Lisette Guera Salazar, de 15 años, y una de las dos pioneras que se han metido en este deporte de la mano de Caicedo.
De la emoción tampoco escapaban este lunes las dos mujeres más importantes en la vida de Caicedo, su madre y su mujer.
"Al inicio de su carrera fue muy duro, sacrificado, pero ahora ya vemos los logros. Pedimos a Dios que le ayude y lo lleve hacia más victorias", dijo a Efe Rosa María Cepeda, progenitora y vendedora de legumbres en el negocio familiar.
Y cuenta que Jonathan es muy "disciplinado" y que "cuando hace algo se esfuerza para que esté bien hecho".
"En el deporte es igual, cumple con los entrenamientos, tiene en su mente ser campeón. Siento una alegría muy grande al ver plasmado el sueño de mi hijo: ser un campeón, cómo él mismo decía desde pequeño".
Su esposa, Jesenia Romo, de 23 años, relató: "el día que lo fuimos a dejar al aeropuerto dijo que se sentía bien, que iba a entrenar duro y que trataría de ganar una etapa del Giro".
Romo, con la que el ciclista tiene una hija de cuatro de años, dirige un almacén familiar de bicicletas en la parroquia, y también ha sacado con su marido una pequeña línea de ropa con gorras, camisetas y chaquetas.
"Es una felicidad muy grande ver a mi esposo triunfar, es un orgullo ver cómo va logrando sus sueños y todo lo que se ha propuesto", concluyó.