Pichincha no solo es Quito. Aunque la capital juegue un rol fundamental en el desarrollo productivo y económico, la provincia palpa como sus ocho cantones se han visto beneficiados, y a la vez impulsados, a formar parte de esa onda. No en vano, en menos de una década, Rumiñahui pasó a ubicarse en el top 10 de los cantones que más ventas y exportaciones facturan a escala nacional. Ese caso es solo para citar un ejemplo, del cual también destacan Mejía o Cayambe.
Francisco Álvarez, presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), explica que para Quito ha sido complejo su crecimiento productivo. “Tiene una alta demanda de espacios, lo que obligó a las fábricas a expandirse de norte a sur. Luego se empezaron a usar suelos de uso agrícola o productivo porque eran súper escasos”, expone. Dicha realidad impulsó el aumento de los impuestos por uso de suelo, de tal modo que las compañías empezaron a buscar alternativas.
Ese fue el caso de Indecaucho, dedicada a la fabricación de guantes de látex. La compañía inició sus operaciones en la provincia de Imbabura, pero la capacidad instalada de su planta llegó al límite. Freddy Jibaja, gerente de la compañía, recuerda que los accionistas se comprometieron a pensar en la firma a futuro. Al contar con un terreno en Cayambe, construyeron una nueva planta con el espacio suficiente y la capacidad instalada para dar ese salto de crecimiento y expansión. Allí producen 1,2 millones de pares de guantes de látex por mes y aún tienen capacidad para aumentar dicha cifra.
Una realidad similar vivió Pepsico, encargada de la elaboración de snacks y alimentos rápidos. En 2017, la multinacional se mudó a su nueva planta de producción en Sangolquí debido a que en la anterior su capacidad se saturó. En las nuevas instalaciones cuentan con las cuatro líneas y también con una planta de tratamiento de agua. “La ubicación nos permite atender a clientes del norte, sur y valles de Quito. Además, estamos cerca de los proveedores y de otras provincias”, relata Carolina Oviedo, gerente de operaciones.
De hecho, la cercanía con los diferentes actores en la cadena de valor y producción es tomada en cuenta para establecer una ubicación. Así lo identificaron desde la industria láctea Corpabe, conocida por sus marcas de bebidas El Ordeño y Trü, La planta de producción se ubica en Machachi, al sur de la capital. Sus ejecutivos explican que la zona es crucial porque se convirtió en un centro estratégico para el acopio de leche.
Álvarez (Capeipi) menciona que el cantón Mejía, cuya cabecera cantonal es Machachi, fue pionero en brindar seguridad jurídica al uso de suelo. “El municipio declaró la estabilidad del uso de suelo para 100 años como señal para atraer inversiones de parques industriales”, detalla. Del mismo modo, otro avance que se ha logrado es la cobertura de riego en el cantón Pedro Moncayo (Tabacundo). Junto a Cayambe, son los principales productores de flores en la provincia.
Según las cifras del Servicio de Rentas Internas, los cantones que más aportan a la economía de Pichincha, después de Quito, son: Rumiñahui (Sangolquí) con 4.734 millones de dólares en ventas y exportaciones. Le sigue Mejía (Machachi) con 1.152 millones, Cayambe con 878 millones y Pedro Moncayo (Tabacundo) con 535 millones de dólares, durante el último año.
Por otra parte, el cantón San Miguel de los Bancos, en pleno Chocó Andino, se ha fortalecido por el turismo. El directivo gremial explica que en la ubicación se goza un clima húmedo que sirve como atractivo al turismo ecológico. Más aún cuando en la zona costera aumentaron los índices de inseguridad, San Miguel de los Bancos se volvió una alternativa para los quiteños. Su facturación alcanzó los 104 millones de dólares, un aumento del 15 por ciento en comparación a 2022.
El cantón Puerto Quito también palpa una realidad similar con respecto al ecoturismo. No obstante, también se ha desarrollado en la producción lechera, pero a menor escala. Finalmente, el cantón Pedro Vicente Maldonado arrastra una carga vial muy fuerte debido a que funciona como un paso hacia la provincia de Imbabura. Aun así, ambas localidades pichinchanas generaron 166 millones de dólares en el último ejercicio fiscal.