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En el desarrollo digital está una de las claves para mitigar el impacto de la pandemia

viernes, 9 octubre 2020 - 10:53
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Si bien este año el impacto económico de la pandemia de Covid-19 provocará una profunda recesión a nivel mundial, a partir del 2021 serán los países con mayor desarrollo digital los que podrán reducir y mitigar los efectos negativos. Toda la evidencia así lo indica, recalca Raúl Katz, director de Investigaciones del Columbia Institute for Teleinformation (Universidad de Columbia).
 
Y aunque en el Ecuador la penetración del internet llega al 64%, los resultados no son tan alentadores cuando se analiza más a fondo ese porcentaje, señala el experto, quien participó como conferencista del encuentro organizado por la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET) para analizar los retos que enfrenta la industria en el Ecuador. 
 
Si bien el internet llega a seis de cada diez hogares a través de la banda ancha fija y a ocho de cada diez personas mediante teléfonos inteligentes móviles, las aplicaciones o los servicios a los que accede la población -a través de ese internet- no se traduce, según Katz, “en la resiliencia de los hogares ante el confinamiento”. 
 
Y pone ejemplos: no existe entre la población ecuatoriana una descarga masiva de aplicaciones para tele educación, para el uso de servicios financieros o para telemedicina; además, el 79% de los trabajadores a nivel nacional -que no pertenecen a sectores esenciales- se enfrentan a dificultades tecnológicas para desempeñar un teletrabajo adecuado. La premisa -enfatiza Katz- es que “cuanto más teletrabajo se pueda realizar, tenemos la posibilidad de funcionar mejor en situaciones de confinamiento”.
 
El índice de digitalización coloca a América Latina en una posición intermedia con respecto a economías avanzadas y emergentes: 42 sobre 100. Y dentro de la región, Ecuador llega a 36 puntos que representan la mitad del índice que alcanzan las economías avanzadas; por delante, con mejores puntuaciones, están Chile, Argentina, Brasil, México y Costa Rica. 
 
Los avances del Ecuador en términos de digitalización, concluye Katz y otros cuatro profesionales que intervinieron en el encuentro, colocan al país ante un largo camino por recorrer. Las brechas se dan en todas las dimensiones calificadas por dicho índice: infraestructura, políticas públicas y regulación, y desarrollo de la economía digital, entre otras.  
 
Brechas en acceso, uso de dispositivos, calidad… 
 
Fernando Rojas, analista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), cree que una de las principales brechas está en el nivel de acceso al internet de los hogares de mayores ingresos versus los de menores ingresos; de los hogares urbanos versus los rurales pese a los logros que ha registrado Ecuador en la cobertura de poblaciones alejadas de las ciudades.
 
Rojas, quien también participó del encuentro organizado por la ASIET, sostiene que las brechas en el país se dan también en términos de dispositivos de acceso al internet dentro de los hogares; muchas familias carecen de un computador o de un teléfono inteligente. Calcula que para cerrar esta brecha el país requeriría una inversión equivalente al 0,64% del Producto Interno Bruto (PIB).
 
Esta realidad, que se ha hecho más evidente durante la pandemia, se suma además a la calidad de la conexión. Dado el nuevo perfil de la demanda, para teletrabajo y educación en línea, “las velocidades de conexión no permiten hacer un uso intensivo del internet” en el Ecuador.
 
Uno de los desafíos más grandes para el país, según Raúl Katz (Universidad de Columbia), está en la adopción de tecnologías digitales en el aparato productivo. Ecuador alcanza un nivel de 23 puntos frente a Chile, por ejemplo, que llega a 38; las empresas utilizan el internet para su web, para la banca, para los emails, pero no para digitalizar su cadena de adquisición de suministros.
 
A la par, está la falta de capacitación de la fuerza de trabajo en el uso de herramientas digitales. 
 
La pandemia, sin embargo, trajo avances en este sentido. Según Fernando Rojas, de la CEPAL, la digitalización de las empresas ha sido un medio de supervivencia en el nuevo contexto; entre julio de 2019 y julio del 2020, las compañías de comercio minorista han aumentado en un 400% su presencia en internet; los restaurantes, más del 300%.
 
Las trabas que enfrenta la inversión
 
Inversión y política pública son los puntales sobre los cuales debería avanzar el país para reducir sus brechas y lograr que la digitalización llegue a su aparato productivo, coinciden los analistas.
 
Jorge Cevallos, director ejecutivo de la Asociación de Empresas de Telecomunicaciones (Asetel), afirma que el Ecuador invierte en el sector una quinta parte de la cifra que destinan los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). “Existe una correlación entre brecha digital y brecha social (…) unas 300 parroquias no tienen todavía conectividad”.
 
Y para motivar la inversión privada, añade, es importante una política pública cuyo objetivo fundamental no sea la recaudación si no el desarrollo del sector. 
 
Desde este punto de vista, señala Maryleana Méndez, secretaria general de la ASIET, “hay algunos elementos de política pública y tributaria que se deben revisar en el Ecuador”. Por ejemplo, dice, si se trata de una industria esencial, como ha quedado demostrado durante la pandemia, las telecomunicaciones no pueden estar gravadas con impuestos a los consumos especiales.  
 
Además, comenta, el espectro radioeléctrico es muy caro en el país: aparte de los pagos habituales que supone su uso, existen pagos recurrentes que lo encarecen; la regulación, entre tanto, castiga -según Méndez- el desarrollo de infraestructura y la incorporación de mayores contenidos. 
 
Los costos regulatorios, puntualiza Jorge Cevallos, están por encima de la media de la región; en diciembre pasado, se reformó el artículo 34 de la Ley de Telecomunicaciones para corregir temas relacionados con tarifas y espectro. No obstante, recalca, no ha sido aún reglamentado: “si se aplicaran las mejores prácticas internacionales, se verían reducidas en un 90% las cargas”. 
 
Patricia Falcón, abogada y académica, cree necesario posicionar a las telecomunicaciones como un pilar del desarrollo de la economía.
 
Actualmente, en el ámbito de política pública, el país trabaja en lineamientos para la designación de espectro en las bandas de 700 MHz y 2.5 GHz, licitación que está atada a una valoración en la que participa la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones).
 
Vinculada al actual Gobierno, Falcón afirma: “estamos buscando que la industria invierta, pero lograr esa ecuación no es fácil”. Peor aún en tiempos de grandes dificultades fiscales. 

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