¿Alguna vez te has preguntado cómo el trigo se transforma en harina y, finalmente, en esas irresistibles galletas que tanto amas? En la fábrica de Harina Santa Lucía cada etapa del proceso cobra vida, desde la producción inicial hasta el momento en que las galletas salen del horno.
El recorrido comienza en la planta de harina de Santa Lucía, ubicada en Turubamba y San Bartolo, Quito, donde observamos cada etapa del proceso. Todo comienza con la recepción del trigo. Este grano vital llega a estas instalaciones, donde se revisa cuidadosamente antes de ser almacenado en grandes silos. El objetivo es garantizar que el trigo cumpla con los más altos estándares de calidad, manteniéndolo en perfecto estado hasta su procesamiento.
Una vez almacenado, el trigo pasa por una limpieza exhaustiva. En Santa Lucía utilizan una maquinaria avanzada para eliminar impurezas como piedras, polvo y restos vegetales. Con el trigo limpio y humedecido, es hora de la molienda. Molinos avanzados transforman los granos en harina, el resultado es una harina fina y uniforme, lista para diversas aplicaciones.
Con la harina transformada en su forma más pura, llega el momento de embellecerla para el mercado. La harina es cuidadosamente envasada en presentaciones que responden a las demandas del cliente, utilizando máquinas automatizadas que garantizan precisión en cada gramo y hermeticidad en cada bolsa.
Finalmente, en un entorno cuidadosamente controlado, la harina se mantiene en su estado óptimo, preservando su frescura y calidad hasta que llega a las manos de los consumidores ecuatorianos.
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