Perdió su libertad entre diciembre de 2007 y septiembre de 2008. Al salir, postuló a la Prefectura de Orellana y permaneció en el cargo hasta diciembre de 2018. ¿Quién es la actual Presidenta de la Asamblea Nacional?
Su carácter firme la define. No le importa navegar a contracorriente. Pese a haber sido fundadora de Pachakutik (PK) y candidata al Legislativo en los comicios de 1996 con la divisa multicolor de la wipala, 10 años más tarde, Guadalupe Llori, tomó una decisión controversial. Pagó un alto precio por ella.
Llori creyó en los postulados de izquierda del candidato Rafael Correa Delgado. Llamó al voto amazónico en favor de la Revolución Ciudadana para las elecciones de 2006. Así, contravino la decisión de PK, que para esos comicios postuló como presidenciable a Luis Macas, representante saraguro que logró apenas el dos por ciento de la votación. Por eso, cuando meses más tarde la entonces Prefecta de Orellana fue perseguida por el correísmo, algunos cuadros de PK le dieron las espaldas.
“Lupita jamás ha cambiado de posición; siempre fue una mujer de izquierda, quien cambió de principios e ideales fue Correa”, explica un colaborador cercano a la actual Presidenta del Legislativo.
Nacida en 1962 en Ahuano, provincia de Napo, Lupita o “Mamá Lupita” es conocida por su activismo en defensa de las comunidades amazónicas. La familia con formada por don Panchito y doña Nelly se radicaba en distintos lugares de la región a medida que él recibía nombramiento de profesor en escuelas unidocentes.
La mayor de los cinco hijos tuvo en su padre a su primer maestro. Mientras ella estudiaba en Orellana, en contacto con indígenas kichwas, entendió que el legado indígena amazónico estaba en peligro por la actividad petrolera. Comprende lengua shuar, y en menor grado, el wao terero. Mientras algunos de sus hermanos optaron por emigrar a Europa, ella estudió Derecho en la Universidad Católica de Guayaquil para defender a las comunidades.
En 1996, con la fuerza de PK como brazo político de la Conaie y su irrupción en la realpolitik, ella estuvo a punto de ganar la diputación. A sus cercanos les cuenta que la noche del escrutinio se daba por segura su elección; en la madrugada el escaño estaba en otras manos. Ese revés le dio el empuje para buscar la Alcaldía de Coca, que ganó en 2000. Cuatro años más tarde, ganó la Prefectura de Orellana apoyada por una singular alianza impulsada por Pachakutik, la Democracia Popular y el Partido Socialcristiano. Fue en estas funciones cuando conoció al entonces candidato Correa, en cuyos ideales inicialmente confió. Meses más tarde, fue una de las víctimas de la persecución política.
Perseguida
“No sé inglés, pero sí orgullosamente sé kichwa”, dijo en una intervención ante el foro de Oslo, en 2010. Para entonces, era un ícono de resistencia frente al poder omnímodo de Correa.
Permaneció detenida entre diciembre de 2007 y septiembre de 2008, acusada de ser el cerebro detrás de protestas que terminaron en una violenta represión en la parroquia de Dayuma, en Orellana, donde la actividad petrolera está extendida. Hubo 27 detenidos por la fuerza pública, en noviembre de 2007. La población se quejaba por el incumplimiento de varias ofertas de campaña del correísmo. Entre ellas, la apertura de una vía.
“De la región de donde provengo se extrae la mayor cantidad de petróleo, que es la principal fuente de ingreso de divisas de mi país. Por el quemeimportismo de los gobiernos, tenemos un retraso de 20 años en el desarrollo, las pocas reivindicaciones las hemos conseguido con movilizaciones, inclusive, con huelgas de hambre”, explicó Llori en ese foro internacional, en 2010. Fue una de las figuras públicas que pedían la salida de la petrolera Occidental, que se concretó en 2006.
Correa no le perdonó que se pasara a la oposición. Y que pusiera trabas a la actividad extractiva, que sustentó la bonanza de esos años.
Para detenerla, según denunció Llori, se desplegó un operativo digno de la captura de un terrorista de alto rango: 700 uniformados llegaron a su casa y vejaron a su padre y sobrina. Conducida a la cárcel de mujeres de Quito, fue obligada a tareas humillantes y mantenida en una celda con una ventana sin vidrios. Lo recuerda Lourdes Tibán, quien a la época era titular de la organización indígena Codenpe. “Le pusimos una ventana para que el frío de las noches no le siguiera enfermando”, recuerda Tibán. Ella fue una de las pocas coidearias de PK que no la abandonaron.
En la celda aprendió a hacer alfombras, muñecas de trapo, figuras de jabón. Pero sobre todo, leía la Biblia de rodillas. Su esposo Wilson Palacios y sus hijos, Jéssica y Paúl, la apoyaron en esos momentos.
Para inicios de 2008 la Constituyente perdonó a los detenidos de Dayuma, pero el poder se las arregló para encausarla por peculado, a partir de informes de Contraloría sobre su gestión como Prefecta. Fue destituida de ese cargo.
Un recurso de habeas corpus permitió su liberación. Al salir se candidatizó nuevamente a la Prefectura, cargo que desempeñó hasta diciembre de 2018. Sus detractores argumentan que se deleitó con las veleidades de la gestión pública. En 2021, captó la curul como asambleísta por Orellana. En mayo fue una de las primeras en denunciar el pacto entre el correísmo, PSC y CREO, para el reparto legislativo. Días más tarde, con votos de CREO, llegó a la Presidencia del Legislativo.