Los colombianos comenzaron a votar este domingo para elegir presidente entre el izquierdista Gustavo Petro y el independiente Rodolfo Hernández, dos candidatos ajenos a los partidos, con propuestas radicales de cambio para un país en crisis.
La votación inició a las 13H00 GMT con el sufragio del presidente Iván Duque, impedido por ley de aspirar a la reelección. El mandatario votó en la céntrica Plaza de Bolívar, en Bogotá.
Hernández, quien denunció un plan para asesinarlo tras la primera vuelta, votó custodiado por varios escoltas en la ciudad de Bucaramanga, de la que fue alcalde.
Unos de 39 millones de colombianos están llamados voluntariamente a las urnas hasta las 21H00 GMT.
Hasta hace una semana, las encuestas mostraban un empate técnico, por lo que un resultado muy reñido del balotaje podría alimentar las sospechas de fraude -que Petro ha expresado insistentemente-, y desencadenar protestas.
"Las mediciones nos ponen muy por encima sobre el otro candidato. (...) Lo único que nos queda ya por enfrentar es el fraude", lanzó Petro en Twitter al inicio de la jornada.
Por su parte el registrador nacional, Alexander Vega, defendió la tarea de la autoridad electoral que encabeza: "A pesar de la desinformación (...) el proceso electoral sigue firme y fuerte", dijo en una intervención pública junto a Duque.
El senador y exguerrillero Petro, de 62 años, ganó la primera vuelta con el 40% de los votos frente al 28% de Hernández (77), pero su ventaja se pulverizó tras el juego de alianzas y una campaña muy agresiva, con filtraciones y golpes bajos de lado y lado.
Los electores castigaron a las fuerzas que históricamente han gobernado y escogerán entre dos alternativas inciertas que despiertan miedos en diferentes sectores.
Si vence Petro, la izquierda llegará por primera vez al poder y si el triunfo es para Hernández, estará al frente del país un millonario sin partido enredado con la justicia.
"Los colombianos nunca se habían enfrentado a esto, no ir hacia donde el entusiasmo les señala sino hacia aquel que les hará menos daño", señala Michael Shifter, del Diálogo Interamericano.
"Vine a votar para hacer un cambio. Como soy joven quiero un mejor futuro para mí y para los demás. No creo que quien gane hoy sea bueno pero igual será un cambio", dijo a la AFP Valentina Ríos, una animadora de 19 años, en Bogotá.
MENÚ DE PROBLEMAS
Colombia llega fracturada a este balotaje y con un gobierno desgastado e impopular.
Duramente reprimidas, las protestas de 2019, 2020 y 2021 reflejaron un malestar profundo frente a la desigualdad y falta de oportunidades, principalmente para los jóvenes.
Con la pandemia se agravó la pobreza, que hoy alcanza al 39% de los 50 millones de colombianos. El desempleo ronda el 11% y la informalidad el 45%. También el narcotráfico y la violencia asociada a esa actividad, con varios grupos armados expandiéndose por el territorio, serán desafíos del próximo gobierno.
Petro y Hernández representan ruptura y cambio, pero con modelos opuestos. El primero quiere transformar el sistema de salud y pensiones, y suspender la exploración petrolera para dar paso a energías limpias, ante la crisis climática.
"El país necesita justicia social para poder construirse en paz (...) es decir menos pobreza, menos hambre, menos desigualad, más derechos. Si no hace eso la violencia se profundiza", sostiene Petro.
Hernández aterrizó en esta contienda como un outsider adinerado, con un mensaje anticorrupción y de austeridad.
"Voy a reducir el tamaño del Estado, a acabar la corrupción y reemplazar por funcionarios eficientes y no corruptos a aquellos que han puesto en gobiernos anteriores y que están marcados por la incapacidad", señala.
Ambos tienen experiencia como alcaldes. Petro gobernó Bogotá (2012-2015), y Hernández Bucaramanga (2016-2019), una ciudad de unos 600.000 habitantes. El primero es un economista que quiere que los ricos paguen más impuestos y el otro un ingeniero que plantea reducir el IVA del 19% al 10%.
Coinciden en que restablecerán relaciones con Venezuela, respaldarán el acuerdo de paz de 2016 con las extintas FARC y buscarán dialogar con el Ejército de Liberación Nacional, la última guerrilla reconocida en el país.
"Ninguno de los dos es bueno, pero toca votar por el menos peor, y el menos peor es Rodolfo. El otro ha sido guerrillero y eso es lo que la gente joven no ve", expresó Ruth Sepúlveda, un ama de casa de 54 años, en Bucaramanga.
Ambos presidenciables eligieron a mujeres con raíces afro para la vicepresidencia. La ambientalista Francia Márquez acompaña la fórmula de Petro y la académica Marelen Castillo la de Hernández.
LOS MIEDOS
Ante el inminente giro, crecen las dudas y los miedos. Sectores poderosos y de las Fuerzas Armadas resisten a Petro por su pasado y sus proyectos de reformas que, temen, afecten a la propiedad privada y conduzcan al país hacia un socialismo fallido.
Si vence, los militares deberán jurar lealtad a un exguerrillero en un país traumatizado por un conflicto de seis décadas con los rebeldes de ultraizquierda.
También tiene una "personalidad que muchos asocian con intransigencia, terquedad y con un ego que limita el diálogo", sostiene la politóloga de la Universidad Javeriana Patricia Muñoz.
Con Hernández reina la incertidumbre. El magnate que promete erradicar la corrupción está llamado a juicio por irregularidades en un contrato firmado en su época de alcalde, que podría impedirle gobernar. Es un político lenguaraz, que se desdice con frecuencia y ha hecho comentarios sexistas.
Tiene "poco conocimiento del Estado (...) ¿Cómo va a gobernar cuando su discurso ha sido en contra de los congresistas y de la clase política?", plantea la académica.