Los debates presidenciales son el mejor ejercicio democrático para que los votantes puedan tomar decisiones responsables a la hora de ejercer su derecho. Los debates en Ecuador son obligatorios desde hace dos elecciones. No obstante, por el alto número de candidatos y el formato creado por el Consejo Nacional Electoral difícilmente cumplen con su objetivo.
Tras escuchar durante tres horas a 16 candidatos, no pudimos ver un intercambio profundo de ideas que, enriquezcan la discusión pública. Igualmente, no hubo oportunidad para que defiendan sus puntos de vista y respondan a las críticas, lo que reflejaría su capacidad para liderar y tomar decisiones en situaciones complejas. En consecuencia, el voto terminará siendo determinado por la propaganda electoral y la narrativa, casi siempre mentirosa en las redes sociales.
Sin embargo, indistintamente de las fallas en la construcción de los debates presidenciales, el verdadero atentado contra este mecanismo para conocer a los candidatos y sus propuestas y por ende para la salud de la democracia ,está en el alto número de participantes en las elecciones presidenciales. Mientras no exista menor número de candidatos, ningún cambio nos ayudará a votar razonadamente.