¿Quién le paga a Perenco?
Ecuador es uno de los países más castigados por el sistema de arbitraje de inversiones. Las cuantías de los laudos contra el país son billonarias y nuestros casos son tema de estudio obligatorio en las escuelas de Derecho en todo el mundo. Chevron, Burlington, OXY y esta semana: el laudo de la petrolera francesa Perenco, a la que el Estado ecuatoriano deberá pagar más de 400 millones de dólares en indemnizaciones, lo que equivale a más del doble de lo que se invertirá para la vacunación de toda la población o la infraestructura de tres hospitales de Quito. Eso le costó al Ecuador la irresponsabilidad.
La historia se repite una y otra vez: un Gobierno toma una decisión popular, aclamada y aparentemente soberana, por ejemplo, “quitarle a las empresas depredadoras, capitalistas y abusadoras” una parte de las ganancias extraordinarias del precio del barril de petróleo, o terminar anticipadamente los contratos. Y sí, las empresas petroleras son, normalmente, impopulares y, en cambio, la “decisión soberana que ponen al pueblo por encima de las corporaciones y dignifican el nombre del Ecuador” es un discurso útil para ser elogiado, subir en las encuestas y venderse como un patriota, la pregunta es: ¿quién paga esa cuenta?
De nuevo, la historia una y otra vez nos demuestra el círculo trágico en el que siempre terminan estas inconductas del populismo: el pueblo que las clamó, ahora solo, porque su caudillo lo ha abandonado, debe pagar inconscientemente las millonarias sumas de la irresponsabilidad. Así, el gobernante irresponsable -como todo mal deudor- desaparece cuando llega la cuenta de su farra. Una deuda millonaria del Ecuador es solo una forma de decir que todos los ecuatorianos tenemos una responsabilidad de pago más en nuestras ya apretadas cuentas. Todos, salvo el causante, que seguramente podrá construir otro discurso político con esta historia.
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