Patricia Estupiñan

Un cargo innecesario

viernes, 17 enero 2025 - 16:23
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Una de las constantes en la historia de nuestro país ha sido la pugna entre presidentes y vicepresidentes. Por esta razón, el mandatario que más veces fue elegido y destituido: José María Velasco Ibarra sentenció: “El vicepresidente es un conspirador a sueldo”. En realidad, el choque entre mandatarios casi siempre comienza desde la campaña, alimentado por los esbirros que acompañan a cada uno. En los 45 años de reciente democracia, salvo en dos casos, la relación ha sido fluida. En uno de ellos, porque al segundo mandatario no le interesaba la política y en otro porque el vicepresidente fue tan fiel a la causa que terminó en prisión. Por lo tanto, el reciente enfrentamiento entre el presidente Noboa y la vicepresidenta Abad no sorprende.

No obstante, la pugna actual puede ser la oportunidad para pensar en eliminar el cargo. En esencia el vicepresidente ha estado para esperar la sucesión en caso de la ausencia temporal o definitiva del presidente y por esa misma condición en varios casos se han urdido tramas para reemplazarlo.

Tampoco el vicepresidente funcionó cuando presidía la Legislatura y peor como se aprobó en la Constitución de 2008, que cumpla con las funciones que debía determinar el presidente. Las reformas en la Ley de Elecciones solo complicaron el engranaje. Forzar a que los candidatos obligatoriamente deban escoger como binomio a alguien del sexo opuesto condicionó a que se escojan a personas que ni siquiera han conocido, como parece haber sido el caso entre Noboa y Abad. En consecuencia, se generan tensiones innecesarias en una relación que por su misma naturaleza es complicada.

Ecuador necesita de sentido común para simplificar su sistema político administrativo, eliminando estructuras que generen siempre conflictos como es el caso delos vicepresidentes. Hay varios países que lo hicieron, como México en 1971, y han evitado este trauma de las pugnas. La sucesión debería caer en el poder Legislativo y darse exclusivamente cuando haya una ausencia definitiva.

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