En la actualidad, en que muchos se sienten sobrecargados de responsabilidades, y donde las redes sociales absorben gran parte del tiempo, ¿estamos realmente priorizando nuestra interrelación con los más pequeños?
Los primeros años de vida son claves para el desarrollo de nuestro cerebro. Según la norteamericana Vonda Jump, estudiosa del desarrollo infantil que estuvo recientemente en Ecuador, gran parte de las conexiones nerviosas que se producen después de nacer están fuertemente ligadas a las interacciones entre el bebé y sus cuidadores. Jump recomienda a los padres cargar, observar y hablar con sus bebés. De esa manera, el bebé te oye, te ve, te huele, te siente y eso hace trabajar su cerebro y lo lleva a producir hormonas de placer. ¿Cómo hablarles a los bebés? Cantando, a través de historias, verbalizando nuestras acciones, escuchando sus necesidades y haciéndoles preguntas como: ¿Qué le pasa a mi bebé? ¿Qué piensa esa cabecita? ¿Qué quieres hacer? Hay estudios que demuestran que los niños cuyos padres les manifiestan afecto tanto físico como verbal, sufren de menos estrés emocional, y presentan mejor memoria, conducta y adaptación escolar.
En esta misma línea, Brenda Fitzgerald, Comisionada del Departamento de Salud Pública del estado de Georgia en Estados Unidos, resalta el hallazgo de los investigadores Hart y Risley, quienes tras observar a un grupo de familias durante varios años, encontraron que hay niños de 4 años que han escuchado 30 millones de palabras menos que otros pequeños de la misma edad. Lo que sorprendió a Fitzgerald fue que la diferencia no fue fruto de la situación económica, de la raza, del acceso a juguetes variados, sino al grado de interacción entre el padre y el niño. Fitzgerald acota que el menor acceso a palabras tendrá implicaciones futuras en la habilidad del niño para aprender a leer y, más tarde, para seguir aprendiendo.
Por eso indica que aunque los programas de nutrición alimentaria son importantes, los de nutrición cerebral son aún más. Como parte de su programa de salud pública, el estado de Georgia capacita a médicos y enfermeras para que enseñen a los nuevos padres como hablarles a sus hijos. Adicionalmente, dentro de uno de sus programas de alimentación saludable, en cada visita trimestral que la madre hace para recibir su cartilla de subsidio de alimentos, se la instruye en nutrición cerebral, resultante no solo de la buena alimentación, sino de las interacciones verbales entre madre e hijo. Ella añade que la televisión no puede reemplazar al cuidador en el proceso de desarrollo de lenguaje, porque los niños no aprenden a hablar por lo que oyen, sino por la interacción con otros.
En la actualidad, en que muchos se sienten sobrecargados de responsabilidades, preocupados por el costo de la vida, y donde las redes sociales absorben gran parte del tiempo, ¿estamos realmente priorizando nuestra interrelación con los más pequeños? Cierro con una cita de Jump: “Claro que para los bebés es bonito tener montones de juegos y ropa, pero todo lo que realmente necesitan es contar con padres predecibles, consistentes que les hablan mucho y sentir todo el amor que los rodea.”
Fuentes: Conferencia Vonda Jump, UCG. Conferencias Ted Talks.