Starlink en Ecuador ¿el final del oscurantismo tecnológico?El pasado viernes Vianna Maino, ministra de Telecomunicaciones, anunció en una entrevista en el programa Punto de Orden que el gobierno ecuatoriano está cerrando un acuerdo para que el sistema de internet satelital, operado por la empresa SpaceX de Elon Musk y conocido como StarLink, llegue al Ecuador en pocas semanas.
Se mencionó además que esta gestión es una muestra clara de la política estatal de “más Ecuador en el mundo”, puesto que esta tecnología mejorará la calidad de vida de miles de compatriotas que viven en sectores rurales o de difícil acceso, permitiéndoles oportunidades como la inserción laboral o el acceso a la educación virtual. Frente a este anuncio cabe hacernos la pregunta ¿Starlink ayudará a que el Gobierno cumpla su meta de que al 2025 cada hogar del país tenga acceso al internet?
Starlink es un proyecto de internet satelital de alta velocidad enfocado a zonas rurales y áreas remotas, que empezó en el 2019 y al momento dispone de más de 3000 satélites a nivel global. La operación de este sistema fue programada en función de la logística de cohetes de SpaceX y no de la gestión de ningún Gobierno. De hecho, el acceso a esta tecnología, según información oficial de la empresa, estará disponible para países como Ecuador, Perú y Colombia en este último trimestre del año.
La conectividad mediante Starlink será solo para personas que puedan costearlo. En Estados Unidos, por ejemplo, el servicio más barato está en $110 dólares mensuales y requiere comprar el equipo de conexión, estimado en $600. Con dichos valores es evidente que esta alternativa no será alcanzable para la enorme mayoría de ecuatorianos en las 151 parroquias urbanas y rurales que, hasta la fecha, no tienen cobertura de internet fija o móvil. Tampoco será una opción económicamente viable para compatriotas en regiones como Galápagos, en donde la velocidad actual del internet es 12 veces más lenta que en el Ecuador continental y uno de los más ineficientes a nivel regional.
En caso de que el presidente Lasso y su equipo quieran usar tecnologías, como la de Starlink, para lograr su meta de conectividad nacional, es imprescindible una revisión profunda de sus visiones sobre el rol de su Gobierno frente a la innovación tecnológica.
En la actualidad y basado en datos, es inconcebible siquiera pensar en un país en donde sus representantes propongan que el Estado no juega rol alguno en la creación e implementación de nuevas tecnologías, sin invertir, cuando desde hace más de sesenta años los fondos públicos han sido su principal motor de financiamiento. De hecho, en el 2020 Starlink recibió casi $900 millones de dólares en subsidios federales para su implementación en sectores rurales de Estados Unidos.
En conclusión, nuestro país requiere llegar a un momento de madurez política en el que tengamos acuerdos mínimos sobre el desarrollo, independiente de la línea política en el poder. Dentro de ellos debe estar el entender que, en las sociedades modernas la innovación es el principal motor y los Estados juegan un rol esencial mediante el financiamiento de ciencia, tecnología e innovación, así como también el proveer de capital para implementar nuevas tecnologías en sectores con menos recursos. Sin ese entendimiento, anunciar que Starlink viene al Ecuador puede terminar siendo un titular vacío y no una solución real que cambie la vida de muchos, brindándoles acceso a la sociedad digital y su ilimitado conocimiento.