Según Goldman Sachs, el petróleo podría llegar hasta los 98 dólares por barril a mediano plazo. Debido a que la demanda de crudo está creciendo de forma estable y es probable que en dos meses más alcance los 100 millones de barriles al día. Se estima que el precio se ha encarecido más bien por incertidumbres políticas y por el interés de la OPEP en subir el precio.
Llevan dos años intentando subirlo y siempre ha habido incumplimientos por parte de algún miembro de la organización. Pero hubo un factor sorpresivo: un aumento de tensión entre Irán y Estados Unidos en las últimas semanas y un nivel muy bajo en la producción de crudo por parte de Venezuela.
Pero, sin lugar a dudas, el tema de Irán pesa más que nada. Este país siempre ha sido uno de los principales productores, pero las sanciones impuestas por EE.UU. y sus aliados en 2012 descendieron su producción de forma dramática, situándola por debajo de los tres millones de barriles diarios. El acuerdo volvió a abrir el mercado global a Irán, por lo que su producción comenzó a subir, rozando los cuatro millones de barriles diarios a principios de este año.
Para aquellos que deben comprar petróleo (que son la mayor parte) esto cae como baldazo de agua fría. Los expertos aseguran que el mercado de petróleo seguirá presentando dificultades por algunos meses más y el precio podría subir un 23 por ciento a mediano plazo.
Al leer el análisis que hace Bloomberg Economics, parecería lógico pensar que el impacto del aumento del precio del petróleo, no causará grandes estragos en la economía de Estados Unidos, algo que sí sucedió en situaciones similares de 2011. Pero en el caso de la Unión Europea, el panorama no parece tan optimista. Los analistas de esa región temen que el alza del precio del petróleo podría llevar a un incremento de la inflación en Europa y a un aumento de los tipos de interés. Lo cual, además, es un elemento de riesgo para el crecimiento mundial, pues haría que disminuyera el consumo.
Los analistas no descartan un próximo petróleo de 100 dólares. Pero algunos economistas pronostican que no existe un grave riesgo para la economía mundial, mientras el precio del petróleo no rebase los 200 dólares.