Hablamos de comandos considerados élites que han servido a los intereses del Kremlin, sin ser considerados como soldados o si quiera funcionarios rusos en países como Siria, Libia y ahora en Ucrania.
Su actual protagonismo toma relieve precisamente cuando suplieron en gran medida por la inoperancia manifiesta del ejército regular en lo que se quiso denominar como “operación especial en Ucrania”. Esta absurda, innecesaria y sangrienta invasión que se pensó tomaría solo una semana, luego solo unos meses y ahora, luego de cientos de miles de vidas perdidas, parece que la historia empieza a revertirse y dependiendo de los acontecimientos que se den al interior de Rusia, la humanidad incluso podría encaminarse a presenciar otro acontecimiento tan relevante como lo fue la caída del muro de Berlín.
El hecho cierto es que Putin creó en Prigozhin su propio avatar antagónico, envidiado y odiado por los generales de alto rango con quienes se disputaba el poder, vieron una amenaza en él y hoy este último los acaba de acusar, al propio ejército ruso de haber atacado a varios destacamentos del grupo Wagner, por lo que se levanta en armas y pide ahora el apoyo popular. Solo la historia dirá si este hecho germina en el caldo de cultivo que desencadene una posible guerra civil. Cualquiera sea el caso, Putin ha denigrado a su país y ahora lo expone a su propia supervivencia.
Y por supuesto, mientras esto ocurre el mundo contempla con atención a la vecina Ucrania, quien evidentemente aprovechará esta situación que se da en el marco de su anunciada contra ofensiva para liberar y recuperar su territorio invadido, el hecho cierto es que de seguir desarrollándose este caos al interior de Rusia, Ucrania no solo que podría recuperar todo el territorio ocupado, incluyendo Crimea, sino que la historia podría presenciar nuevamente la caída o división de toda la Federación Rusa.