Carlos Rojas Araujo

Teoría de la conspiración

martes, 23 noviembre 2021 - 09:09
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    No es una exageración suponer que el caso Álex Saab puede llegar al mismo nivel de escándalo y detonación que tuvo Sobornos 2012-2016 u Odebrecht. De otra manera, no se explica la errática conducción del correísmo, las últimas semanas, al pretender forzar los resultados de la investigación sobre los Pandora Papers para desatar una crisis institucional que obligue al presidente Guillermo Lasso a decretar la muerte cruzada.

    Si el Mandatario cerraba la Asamblea, el bloque de la Revolución Ciudadana hubiese matado dos pájaros de un tiro. Por un lado, se propiciaba un ambiente electoral que permitiera mantener su alta cuota legislativa y, quizás, recuperar la Presidencia de la República con un candidato de mejor desempeño que Andrés Arauz.

    Sin embargo, lo más importante era sacar a Fernando Villavicencio de la Legislatura; así la Comisión de Fiscalización dejaría de trabajar y, con ello, el correísmo dilataba el caso Saab mientras esperaba la recomposición del poder político en el Ecuador.

    Mucha tinta ha corrido en los últimos días sobre la relevancia de los Pandora Papers, como un espacio desde donde destruir la reputación de Guillermo Lasso. La Comisión encargada de investigar el caso, comandada por Pachakutik y los correístas, buscó proyectar la imagen del banquero-presidente, sin borrar el guion entre estas dos palabras para ahorrarse la molestia de diferenciar, en tiempo y espacio, toda la arquitectura financiera y tributaria a la que Lasso se sometió para dejar de ser banquero y convertirse en presidente.

    El ejercicio metodológico fue tan atropellado y lleno de consignas, antes que de pruebas, que terminó por hundir el informe que buscaba legitimar la idea de la conmoción social.

    Las denuncias de conspiración alertadas por el Ejecutivo cobraron sentido, por eso el PSC se apartó del libreto correísta constatándose así que el plan de gobernabilidad que Jaime Nebot ofrecía al presidente Lasso hubiera propiciado el típico chantaje de la política nacional: Correa se calla con los Pandora Papers si Lasso hace lo mismo con el caso Saab.

    Si aquello ocurría, quedaba en el limbo una investigación urgente para determinar si el correísmo nuevamente diseñó (Diego Borja lo niega) una estructura institucional como el Sucre, para lavar millones de dólares en exportaciones truchas a Venezuela. El SRI señala que entre 2012 y 2013, Foglocons, empresa vinculada a Saab y establecida en Ecuador por el colombiano Álvaro Pulido, sentenciado por narcotráfico, exportó 296 millones de dólares a Caracas, para enriquecer la dictadura sangrienta de Chávez y Maduro.

    Los correístas se empeñan en decir que el banquero Lasso evadió impuestos, con su dinero privado, supuestamente a través de paraísos fiscales, pero poco les espanta que por las operaciones del Sucre, al Ecuador se le habría perjudicado en 558 mil dólares en tributos y tal vez en recursos de su reserva internacional.

    Frente a este presunto delito de peculado, pues aquí están de por medio dinero, autoridades y entidades del sector público como el Banco Central, es que los 17 millones de ecuatorianos debemos exigir cuentas y toda la verdad.

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