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Carlos Rojas Araujo

El regreso de Alexandra Vela

miércoles, 28 julio 2021 - 17:33
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    Las elecciones seccionales de 2004 fueron su último intento por mantenerse en la política activa. Alexandra Vela se candidatizó, sin éxito, para concejala metropolitana por Patria Solidaria, movimiento fallido que el expresidente Osvaldo Hurtado quiso levantar tras desafiliarse de la Democracia Popular, cuando este implosionó por la caída de Jamil Mahuad.

    Desde entonces se dedicó al análisis técnico de la realidad nacional y luego a la cátedra, siempre con un marcado rechazo al proceso político que Rafael Correa moldeaba desde su alfarería.

    Diecisiete años podrían ser mucho tiempo para que una dirigente de la personalidad de Alexandra Vela, volcada al trabajo en equipo antes que a los personalismos y el relumbrón, vuelva al ruedo y se ponga al frente del Ministerio de Gobierno, la cartera más delicada para un presidente al que le urgen los consensos y que su gestión no fracase a la vuelta de la esquina.

    Vela refuerza Carondelet con tres atributos: formación, habilidad como operadora política en el diálogo parlamentario y alto sentido de lealtad. Pues en los momentos más difíciles, esta abogada nacida en San Salvador, supo trazar líneas importantes de defensa de los mandatarios de turno, como ocurrió con Jaime Roldós, Hurtado y Mahuad, sobre todo, cuando a este último le urgía, en 1998, el apoyo legislativo para avanzar en su diplomacia presidencial y firmar la paz con el Perú.

    Hoy, Vela tendrá que negociar con un movimiento indígena muy diferente al de los años 90, dada la gran cuota de poder que detenta en la calle y las instituciones y donde las agendas de ese nuevo 'progresismo' (ecología, libertades sexuales, feminismo, economía solidaria, rol del estado) vuelven difícil la gobernanza, incluso con la ID.

    ¿Cómo lidiará al correísmo? ¿Podrá acercarse a un PSC que todavía se lame las heridas?

    Dentro del gobierno deberá asumir la desgastante vocería política y convertirse en el factor de serenidad de un gabinete que, salvo contadas figuras, no tiene trayectoria pública. Y desde ahí, persuadir a la izquierda y al populismo -como lo hizo desde el Congreso-, sobre la importancia de las reformas económicas y laborales que Simón Cueva y Patricio Donoso habrán de coordinar a la luz de un gobierno liberal.

    No solo eso, por su experiencia como concejala de Quito quizás le corresponda abrir una línea de diálogo con una Alcaldía destruida por la pugna y la ineficiencia. Todo, con tal de que Guillermo Lasso gobierne con estabilidad.

    Vela cubre el déficit político de un gobierno que aún no agarra viada, pues su carrera se forjó sin leyes de cuotas y dentro del entorno machista de nuestra clase dirigencial. Pero ese ‘know how’ no será suficiente frente al verdadero debut: la seguridad, el combate a la delincuencia y el orden público en un país socialmente fracturado. Allí la presión será enorme.

    Será la primera vez que una ministra de Gobierno camine junto a una comandante general de Policía, como Tannya Varela para velar por la democracia.

    El regreso de Alexandra Vela al servicio gubernamental debe tener la contundencia suficiente como para que parte de la opinión pública deje de recordarle el fracaso económico que en 1999 supuso el gobierno de un partido que ella forjó y vio zozobrar.

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