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Ana María Raad

Aprender a pensar

viernes, 16 noviembre 2018 - 12:38
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    “Pienso, luego existo”, parece ser la frase  que ha representado al ser humano  en su período más racional. Aquello  que nos ha moldeado como especie (el pensar)  hoy se ve tensionado y amenazado en medio de  la cuarta revolución industrial, marcada por la  inteligencia artificial, la circulación de ideas al  ritmo de “bytes”, el radicalismo de posiciones  o las noticias falsas en Internet. Hoy más que  nunca, el poder pensar críticamente se torna vital,  porque necesitamos contar con democracias  más robustas, menores grados de violencia en  la convivencia diaria, la comprensión mutua, la  discusión enriquecedora y no destructiva, entre  otros factores. Es por ello, que educar para desarrollar  el pensamiento crítico es un imperativo.  Requerimos abandonar la seductora superficie  y la adictiva inmediatez de los mensajes, cadenas  de WhatsApp y noticias poco veraces, para  ahondar en el análisis certero, de las respuestas  que resultan más complejas de profundizar pero  que nos permiten comprender las situaciones y  tomar mejores decisiones.
     
    El pensamiento crítico se desarrolla, se ejercita  y requiere hacerse de manera metódica, habitual,  mediante reflexiones, injerencias, comparaciones,  búsquedas de fuentes, etc. El riesgo de no hacerlo  desde la edad escolar es formar ciudadanos planos,  sin capacidad de discernir, de tomar su propia  posición, que reducen el pensamiento, y ante ello  la inteligencia artificial y su infinita minería de  datos generará mejores resultados. Para ello se  requieren profesores que busquen generar más  preguntas y tener menos respuestas, que quieran  compartir las posiciones y no dominar una sola  respuesta, dar paso a la duda en vez de las certezas  incuestionables.
     
    El giro que están dando las universidades, los  colegios, los profesores en nuestra región, demuestran  la tendencia. Por ejemplo, el afamado  programa “CORE Curriculum” de la Universidad de  Columbia en Nueva York, acerca la lectura crítica de  los clásicos a todos los estudiantes del primer año  de universidad y este ya ha sido replicado en Chile  y España. A nivel escolar, recientemente el equipo  de Project Zero de Harvard, desarrolló en Pamplona  España, un masivo congreso con profesores  (incluidos Ecuador) cuyo tema fue “comprensión  para un mundo complejo”. En Ecuador hay varios  ejemplos como la red de colegios Fe y Alegría que  ha ido avanzando en esta línea o la Universidad  Casa Grande que tiene como base pedagógica el  hacer y el pensar. Las universidades y colegios  deben avanzar combinando un currículo basado  en contenidos junto con el ejercicio de estas habilidades,  abordando evaluaciones que no sólo midan  conceptos, sino que apliquen estas destrezas,  siempre de la mano y apoyo a los profesores, pero  sobretodo con la confianza y convicción de que los  estudiantes pueden lograrlo. 

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