Los monopolios nos perjudican a todos porque tienen la capacidad de restringir su oferta forzándonos a pagar precios más elevados. Los monopolios son una violación al principio de supremacía del consumidor de todo mercado competitivo. El monopolista, al ser el único oferente ya no tiene que preocuparse por satisfacer a sus clientes... al final de cuentas los clientes no tienen más opción que comprar al monopolista sin importar lo malo que sea su producto o servicio.
Los monopolios no son una consecuencia natural de mercado capitalista maduro, como quieren hacernos creer los socialistas. Generalmente, los monopolios nacen de la regulación estatal a través de licencias a un beneficiario único, o a unos pocos (oligopolio). Este poder indebido del Estado para distribuir beneficios económicos es lo que impulsa las encarnizadas luchas por el poder. Producir y atender mejor al cliente deja de ser la prioridad máxima, es sustituida por conseguir el favor del gobierno para obtener beneficios monopólicos.
En Ecuador abundan estos destructivos monopolios apoyados por las élites políticas. Por ejemplo, evidenciamos cómo hace pocos días quedaron varados en el mar 300 mil barriles de nafta importada para producir la gasolina Súper Plus 95 ya que Flopec no autorizó su ingreso porque el buque que los traía no es suyo. Existe una ley, de Reserva de Carga, que obliga a compradores de petróleo y a vendedores de combustibles a contratar las cargas de hidrocarburos con el monopolio estatal de Flopec. Pese a ser la única en el mercado, Flopec pierde dinero.
Acabar con los monopolios (públicos y privados) es la base para crear mercados inclusivos. Mercados en donde no existan barreras de entrada a nuevos actores (emprendedores e innovadores) y que tengan los incentivos correctos (servir cada día mejor al consumidor o salir del mercado).
Abolir los monopolios fue el punto de partida para la construcción de sociedades prósperas e inclusivas a lo largo de la historia. Acabemos con los privilegios económicos que otorga el poder político. Este es el inicio para un círculo virtuoso: las instituciones económicas inclusivas como prerrequisito para la aparición de instituciones políticas inclusivas (alejadas de los autoritarismos). ¡Necesitamos urgentemente una ley que prohíba la existencia de monopolios públicos y privados!