Imagen propia y redes sociales
Compararse es un comportamiento que afecta directamente la autoimagen de los adolescentes y que se sostienen en el uso de redes, Instagram, para ser muy específica. El ejercicio de compararse acarrea algunos síntomas.
Primero, hay una lucha por mantenerse a flote, según investigadores de la Universidad de Stanford se conoce como el “síndrome del pato”. Es decir, se muestra una vida llena de colores o imágenes que no corresponden, lo que resulta extremadamente agotador, debido a que no calza lo que se vive con lo que se muestra y se sostiene con ideales que no son propios, sino, que responden a lo que su grupo social comparte.
Segundo, oculta la imperfección en todos los ámbitos. “Si finges ser alguien que no eres ocho horas al día, es más difícil aceptar al ser humano, menos que perfecto, que realmente eres”, dice la doctora en educación Donna Wick, fundadora de Mind-to-Mind Parenting.
Y tercero, autocalificarse a través de likes, las imágenes con miles de filtros que se muestran en redes le sirven al niño para detestar su autoimagen o vanagloriarla.
Entonces, ¿cómo cuidar mi autoimagen en redes?
No hay una sola respuesta, pero sí, algunas opciones para los padres:
Sea diligente, es decir, manténgase atento al equilibrio entre lo digital y lo real, de tal manera que el menor a cargo pueda irse encajando en “la realidad” del mundo. Reconozca el papel que juegan las redes sociales en la vida de los adolescentes, para muchos de ellos lo que pasa en la red, likes, historias de amor, viajes, son muy reales, por tal razón, cuando hable de las redes sociales, asegúrese de estar escuchando realmente y tenga cuidado de no descartar o minimizar las experiencias de su hijo.
Ayúdelo a discernir las imágenes, haga preguntas cómo: ¿Te parece real esto que ves en la foto? ¿Dónde habrá sido tomada? ¿Tu amigo se ve en persona como lo ves en esa imagen?
Acompáñelo o prepárelo para el fracaso. Hable con él sobre fracasar, qué se siente, cómo resolver el error, dele las herramientas para cuando las cosas salen mal. Elogie y muestre el esfuerzo, esforzarnos es motivo de orgullo, que los padres logren enseñarles a los chicos que el esfuerzo o la incomodidad es digno de elogiar, no ocultar.
Tomen vacaciones de las redes, saber descansar del celular siempre viene bien y es un hábito que pueden tomar en familia.
Finalmente, es importante reconocer cuánto puede lastimarnos o no el mundo de las imágenes a los adultos para poder acompañar a los pequeños, si usted es del grupo al que no le afecta, lo felicito e invito a acercarse al de su hijo. Si usted es de los adultos, como yo, al que las redes sí atraen, lo invito a revisar qué emociones le provocan las redes, así podrá acompañar al joven desde su propia experiencia, recordando que todos sentimos diferente y todos los afectos son válidos.