Sobrepeso y desnutrición infantil, dos caras peligrosas...
La malnutrición abarca estos dos extremos que afectan el bienestar de los niños. Conversamos sobre ello con la Dra. Gemma Colomé, gastropediatra, para entender el problema.
La alimentación infantil es uno de los temas que genera mayor interés en los padres, así que aprovechamos la visita al país de la Dra. Gemma Colomé, gastropediatra española, para profundizar sobre esta realidad. Iniciando la entrevista nos dice: “Para nutrir bien no hace falta saber cocinar extraordinariamente bien ni es tampoco algo tan complejo de manejar. Hay una cosa que se llama la pirámide alimenticia, que la aprenden los niños en primero de primaria, que establece cuál es la base de la alimentación y cuáles alimentos son los ocasionales, eso es fundamental”.
En nuestro país, la desnutrición tiene un alto porcentaje: “1 de cada 4 niños tiene problemas de desnutrición y hay algunas etnias, como la indígena, en las que 1 de cada 2 niños están desnutridos”, indica la especialista, también nos lleva a la reflexión de otros temas como la desnutrición oculta y la sobrealimentación.
Cambio de hábitos alimenticios
La Dra. Colomé explica que con la industrialización y la incorporación de la mujer al mercado laboral, se ha cambiado la manera de comer: “No comemos igual que nuestras abuelas, recurrimos más a comidas rápidas, precocinadas, con productos que tienen más grasa y azúcares, las raciones son cada vez más grandes y a esto se suma la baja de actividad física, al tener a los niños mucho tiempo frente a las pantallas o los móviles”.
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Comenta que es triste a la salida de clases, ver las papeleras y tachos de basura de las aulas, llenas de envoltorios de golosinas y snacks no saludables, muy calóricos y nada nutritivos, que no implican ningún trabajo en casa y que además, al tener costos muy baratos en el mercado, resultan una alternativa rápida y sin trabajo para los padres.
La desnutrición
Los pediatras establecen, en los dos primeros años del niño, la curva de crecimiento, tanto en talla como en peso. “Cuando el niño deja de comer lo primero que se afecta es el peso, pero al cabo de un tiempo de estar así, también se afecta la talla porque el niño no tiene la energía para crecer y deja de hacerlo”, indica la gastro pediatra. Los niños establecen entonces un ritmo en esa curva y si están sanos, se mantiene. Si llegara a haber algún movimiento sobre o bajo ese percentil, los pediatras evaluarán qué lo está ocasionando.
La desnutrición que es evidente es la que se da por falta de macronutrientes (grasas sanas, proteínas e hidratos de carbono), en esos casos los niños son muy delgaditos.
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Pero existe otro tipo de desnutrición que no se nota, la desnutrición oculta: “Puede haber problemas con los micronutrientes, con los consecuentes déficit en vitaminas y minerales. En esos casos, pueden ser pequeños con peso y talla correcta, pero insuficiencia de estos elementos”, agregando que en nuestro país se da de manera especial la falta de zinc, hierro, vitamina A y ácido fólico, dependiendo del micronutriente que falta, habrá variedad de síntomas. Para las mamás es difícil poderlos valorar, debe hacerlo un médico”, y de ahí la importancia de las consultas pediátricas de control, al menos una por año, que pueden ayudar a determinar situaciones de alarma sobre estas deficiencias.
Los “Picky eaters”
A los niños inapetentes y difíciles para comer la Dra. Colomé los llaman los “Picky eaters”, están entre los 2 y los 6 años, y prefieren comidas muy repetitivas y poco variadas. “Tienen Neofobia, que es el miedo y el rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos, por eso no tienen ningún interés en comer. Probablemente en esto hay una predisposición innata. Pero es bastante fisiológico también, cada alimento hay que hacer que el niño lo pruebe unas 15 veces para que acepte y entienda que es una opción de comida”, aclarando que, si se deja de intentar, el niño dejará de comerlo, dejará de ser una opción para él. “No estoy esperando que a mis hijos les gusten las espinacas, lo único que tengo que hacer es insistir, sin obligar o forzar, en poca cantidad, haciendo pactos, mezclado con otros alimentos, presentándolos de forma distinta”.
En el caso de niños sanos, con una curva de crecimiento normal, podemos dejar que ellos decidan la cantidad que van a comer, pero los padres deben poner la variedad y supervisar que vayan alternando los alimentos: “Si le ponemos proteínas, un vegetal y arroz, el niño puede comerse primero el arroz y la carne y luego no querer el vegetal, se llena ya con eso. Hay que ponerle platos pequeñitos y más bien que ellos puedan repetir”.
Si los Picky eaters se salen de la curva y por tiempo se mantienen así, además de las evaluaciones médicas, habrá que agregar suplementos y también intentar revisar la parte psicológica.
El sobrepeso
En el caso de los niños que sobrepasan la curva de peso, la especialista indica que a veces no es solo la cantidad, sino que la mayoría de sus comidas son hipercalóricas: “Con los niños obesos, hacemos primero reuniones con los papás, hablamos con ellos de las razones, cambiamos primero sus hábitos para luego hacerlo con los de los niños porque casi siempre hay malos hábitos alimenticios en los padres”. Aunque puede haber algo genético, nos comenta que el porcentaje es muy bajo: “La realidad es que el sobrepeso es generalmente comportamental, el niño aprende por imitación”.
Sobre el efecto del azúcar lo explica de una manera muy particular: “El azúcar llega al estómago, sale la insulina como una loca, coge el azúcar y la pone en reservas, el azúcar en sangre cae y le produce el niño avidez y avidez por el dulce, no por otra cosa, quiere otra vez comer algo dulce y ahí se hace el círculo vicioso”.
En relación a un hábito alimenticio local, la doctora nos dice: “Veo que en Ecuador se consumen mucho los jugos. Así sea el jugo recién exprimido es un alimento que no es aconsejable porque produce un pico glucémico muy alto, por eso se debe comer la fruta mordida, poco a poco, que aporta también con la fibra y esa fibra favorece el proceso digestivo”.