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Bienestar

Conoce todo sobre las vitaminas

lunes, 17 agosto 2020 - 06:36
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Mucho o poco hemos escuchado de ellas, que son buenas para la salud, que debemos  buscar alimentos ricos en estas, que ayudan al correcto funcionamiento de nuestro  organismo, pero… ¿Qué sabemos realmente de las vitaminas? ¿Cuáles son las funciones  específicas de cada una? Y lo más importante, ¿sabemos en qué comidas específicas las  podemos encontrar? La doctora Silvia Rodríguez, especialista en Nutrición, nos responde  a estas interrogantes.
 
Las vitaminas son micronutrientes esenciales para el desarrollo del organismo, puesto  que ayudan al crecimiento, al equilibrio emocional, al sistema inmunológico y mucho más.  A diferencia de otros nutrientes, como los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y  grasas), las vitaminas no proporcionan energía, pero son esenciales dentro del cuerpo  para el mantenimiento energético. Una vez ingeridas, a través de los alimentos, son  sometidas a una serie de procesos mecánicos y químicos en el tracto gastrointestinal,  para transformarlas en compuestos más sencillos para poder ser absorbidas. Aunque no  todas se absorben de la misma manera en el organismo, de allí parte su clasificación en  dos grandes grupos: hidrosolubles y liposolubles.
 
 
LAS HIDROSOLUBLES
 
El kiwi es una gran fuente de vitamina C. Foto: Pixabay
 
Las vitaminas hidrosolubles, como su nombre lo indica, se disuelven con agua y están  presentes en las partes húmedas de los alimentos. El cuerpo no tiene la capacidad de  almacenarlas, por lo que su exceso, se elimina fácilmente en la orina. Por eso, es  necesario consumirlas diariamente mediante una dieta balanceada. Forman parte de este  grupo la vitamina C y el complejo B. Repasemos una por una:
 
Vitamina C: Ayuda a reforzar el sistema inmunológico, participa en la reparación y el  mantenimiento de tejidos celulares, favorece la correcta cicatrización y tiene efectos  antioxidantes (colágeno). Está presente en las frutas: frutillas, kiwi, arándanos, toronja; y,  en menor grado, en los cítricos, pues así lo han demostrado nuevos estudios. Se  recomienda ingerir entre 75 y 90 mg al día.
 
Complejo B: Como su nombre lo indica, es un conjunto de vitaminas de una misma  clasificación (B1, B2, B3, B5, B6, B8, B9 y B12) que se enfocan principalmente en el  correcto funcionamiento del sistema nervioso. Además, este bloque participa en el  metabolismo energético, contribuye en la formación de glóbulos rojos, el ADN y la  oxigenación y regeneración de las células. También garantiza la buena salud ocular y de  la piel.
 
Entre los alimentos que poseen complejo B están las legumbres como las lentejas y los  garbanzos. Vegetales verdes y hortalizas como la espinaca, acelga, lechuga, tomate y  aguacate. Frutos secos como la almendra y la nuez. Alimentos de origen animal como el  huevo, carnes, vísceras y pescado. También está presente en los hongos, plátano, coco y  chocolate.
 
Vitamina B1 (tiamina): Participa en el metabolismo energético y en el sistema  nervioso como neurotransmisor. Debe ingerirse una media de 1 mg al día y está presente  en carnes, huevos, aguacate, lentejas, garbanzos, cereales y vegetales.
 
Vitamina B2 (riboflavina): Se relaciona con el mantenimiento de la buena salud ocular y  de la piel. La ingesta recomendada oscila entre 1,5 mg al día. Algunas fuentes son leche,  tejidos animales, pescado, huevos, almendras, coco, champiñones y lácteos.
 
Vitamina B3 (niacina): Colabora en mantener el equilibrio químico del sistema nervioso,  clave en la obtención de energía a partir de hidratos de carbono. Se recomienda 15 mg  diarios y se encuentra en trigo, levadura, hígado, vísceras, atún, guisantes y harinas  vegetales.
 
Vitamina B5 (ácido pantoténico): Interviene en los procesos de obtención de energía,  produciendo grasas esenciales a partir de los alimentos. Se sugiere consumir alrededor  de 5 mg al día y está en frutos secos, jalea real, coliflor, nueces y levadura de cerveza.
 
Vitamina B6 (piridoxina): Contribuye en la formación de glóbulos rojos y en que las  células reciban la cantidad necesaria de oxígeno. Se propone 1,5 mg diarios y se puede  obtener del hígado, pollo, cerdo, legumbres, nueces y plátanos.
 
Vitamina B8 (biotina): Ayuda en el metabolismo de los carbohidratos para la obtención  de energía y también en las proteínas y las grasas. Se recomienda consumir alrededor de  20 mg al día. El riñón, la yema del huevo, el chocolate, los hongos y avellanas son  alimentos ricos en esta vitamina.
 
Vitamina B9 (ácido fólico): Esta vitamina es crucial en los procesos biológicos de  mantenimiento y reparación de las células. Está presente en la lechuga, tomate, perejil,  espinaca y frutos secos.
 
Vitamina B12 (cianocobalamina): Es imprescindible en la formación de glóbulos rojos,  en la regeneración de los tejidos y en la síntesis del ADN. Ayuda a prevenir la anemia.  Se encuentra exclusivamente en alimentos de origen animal.
 
LAS LIPOSOLUBLES
 
La mejor manera de consumir varias vitaminas es en un plato multicolor. Foto: Pixabay
 
Haciendo referencia a su nombre, estas vitaminas se disuelven en grasas y aceites, se  almacenan en tejidos lípidos –grasos- y su eliminación es dificultosa, por lo que si se  consume en exceso, pueden generar una ingesta a nivel hepático y forjar una vitaminosis.  A este grupo pertenecen las vitaminas A o retinol, D o calciferol, E o tocoferol, y K o  fitomenodiona. Aquí te las detallamos:
 
Vitamina A: Es esencial para la visión y el crecimiento, también ayuda al sistema inmune  y al buen mantenimiento de la piel, músculos, huesos y mucosas. Además, tiene un
potente antioxidante. La encontramos en los carotenos, la zanahoria, la remolacha,  espinaca, acelgas, huevos, las lentejas, y más. Como retinol está presente en la leche
entera, en la mantequilla, carnes y pescados.
 
Vitamina D: A diferencia de las otras vitaminas, la D es una provitamina, que quiere decir  que está en estado inactivo en la alimentación y que se activa cuando recibimos luz solar.  Es fundamental para la mineralización ósea, la coagulación sanguínea y la función  muscular. Algunas fuentes de esta vitamina son pescados, hongos, leche, lácteos,  huevos. Se recomienda una dosis diaria entre 15 y 20 mg.
 
Vitamina E: Posee efectos antioxidantes, protegiendo las membranas celulares de los  sistemas nervioso, muscular y cardiovascular. Ayuda a prevenir el cáncer y fortifica la piel,  cabello y uñas. El aceite de oliva, las aceitunas, frutos secos, aguacate, cereales  integrales, soya y más, son alimentos ricos en vitamina E.
 
Vitamina K: Interviene en la coagulación sanguínea, es decir, cuando se produce una  herida con hemorragia. También participa en la producción de la osteocalcina (proteína  abundante en los huesos) y aporta a la mineralización ósea. Está presente en verduras,  principalmente la lechuga, coles, brócoli, alfalfa y espinaca. No se necesita almacenarla  en gran cantidad porque durante su actuación se regenera. En caso de emergencias  clínicas, los doctores inyectan vitamina K para ayudar a la coagulación.

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