A oscuras. Así quedó Ecuador desde el mes de octubre, cuando el gobierno anunció racionamientos de luz por más de 10 horas debido al estiaje y la crisis hidroeléctrica en el país.
Pero esta situación no es algo nuevo. En octubre del año pasado, el país también sufrió de apagones por la sequía en el Río Paute (el hogar de las tres hidroeléctricas más representativas del país: Paute, Mazar y Sopladora). Y aunque en ese entonces, la causa principal se debía también la sequía, el Operador Nacional de Electricidad (CENACE) advirtió que se necesitaría contratar nuevos mecanismos de generación eléctrica para estar preparados para los próximos años, pero esto nunca sucedió.
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En busca de una solución ante esta realidad, algunas personas han optado por la compra de generadores de energía que les permita tener más autonomía. Pero, un estudio reciente de la Universidad de las Américas (UDLA), muestra que estos aparatos tienen graves efectos en la salud y en el ambiente: las concentraciones de contaminantes claves como dióxido de azufre se incrementó en un 180% y el monóxido de carbono aumentó en un 43%.
Estos efectos colaterales han llevado a las personas a preguntarse si la solución pueden encontrarla en las energías renovables. ¿Qué son? Son un tipo de energía derivada de fuentes naturales como las plantas fotovoltaicas o más conocidas como paneles solares.
Estos sistemas producen electricidad a través de los rayos del sol. Su máximo rendimiento es al medio día, en la tarde baja su potencia y en la noche no producen nada. Pero la teoría de que los paneles solares funcionan para evitar los apagones y ser autónomos, no es verdad.
"Cuando se instalan los paneles se cambia a un medidor bidireccional que recibe energía de la empresa eléctrica y a su vez, les envía la energía que estos aparatos producen. Es decir, que se hace un balance entre la energía desarrollada versus el consumo de los hogares y por eso existe un ahorro significativo en las planillas de luz", destaca Iván Endara, empresario y docente de la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación de la ESPOL.
El especialista también asegura que los paneles solares que funcionan como un sistema independiente están pensados para lugares desconectados de la red pública como casas de campo o camaroneras.
El resto de proyectos son dependientes de la energía de la Empresa Eléctrica, a menos que los usuarios inviertan en baterías o generadores que por lo general, no son recomendados porque utilizan combustibles fósiles que ocasionan daños a la salud.
Según el Balance Nacional de Energía Eléctrica hasta marzo del 2024, la energía renovable (hidroenergía, leña, productos de caña, energía eólica, fotovoltaica y biogás) representó más del 71% de la producción total de electricidad en Ecuador. De esto, apenas un 0.11 por ciento proviene de energía fotovoltaica.
Alejandro D. de 45 años es uno de los usuarios que apostó por la transición energética. Durante la pandemia perdió su empleo y se dedicó a minar criptomonedas. Para esta actividad necesitaba varios computadores que utilizaban un software que consumía grandes cantidades de energía.
"Llegué a ganar entre 3 mil a 4 mil dólares, pero en luz se me iban $1.200. Así que aparte de la inversión de los equipos, gastaba mucho en electricidad. Eso fue clave para apostar por una planta fotovoltaica".
Él instaló 14 paneles solares con la empresa Enelectrik. El costo aproximado fue de 10 mil dólares e inmediatamente vio los resultados de su inversión: su planilla de luz bajó a 400 dólares. Pero, con la afectación de los últimos meses del mercado de las criptomonedas, Alejandro ya no trabaja de la misma manera.
De hecho, llegar a los 100 dólares mensuales es todo un reto y como ya no utiliza todos sus equipos, paga casi seis dólares de luz actualmente.
"Tengo que pagar impuestos por recolección de basura y por los bomberos, sino mi planilla estaría en cero. Produzco mucho más energía de la que consumo, así que trato de devengarla al máximo. Es una excelente inversión y la recomendaría. No al nivel que yo tengo, pero para un hogar normal sería suficiente con unos 3 mil dólares", destaca Alejandro.
El costo de los paneles solares puede rondar entre los 1.200 hasta más de 7.000 dólares en el caso de los hogares y, de hecho, el retorno de la inversión es más rápida en comparación a las industrias.
Pero el ahorro no es el único beneficio. Desde la empresa Enelectrik detallan que al momento de utilizar paneles solares se ahorra la cantidad de combustibles fósiles utilizados en una termoeléctrica.
Esto genera menos emisiones de CO2 y reduce el uso de otros agentes químicos, como el aceite, que contaminan el ambiente. Esto es algo en lo que coincide Genera. Esta compañía es parte del Holding Group Equilibratum que nació en el 2005 y que está encaminado hacia la sostenibilidad desde ese entonces.
"Cada proyecto cuenta. Cada individuo, cada empresario o cada hogar tiene su propia transición hacia la energía renovable. Siempre buscamos resaltar el esfuerzo de cada apostante por la energía solar", afirma Gino Pinargote, presidente de Genera.
Solo en el 2023, esta empresa que trabaja a nivel nacional, desarrolló 100 proyectos fotovoltaicos. La demanda residencial ocupó un 70 por ciento de su flujo de trabajo, pero en cantidad y potencia instalada, el sector industrial se lleva la ventaja: uno solo puede equivaler a 10 proyectos residenciales.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas está el garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. Si no se acelera el cumplimiento de esta meta, unos 660 millones de personas seguirán sin acceso a electricidad.