Más de dos años después de que iniciara la pandemia, en Ecuador ya se puede salir sin mascarilla. Pero, no todos están listos para dejarlas. El síndrome de la cara vacía es como se ha denominado al miedo de quitarse el cubrebocas. La principal característica es la sensación de inseguridad al traer la cara descubierta.
Sonnia Navas Gafter, Psicóloga Clínica y Magister en Terapia Familiar Sistémica, comentó que esta fobia se presenta porque el mundo ha sufrido cambios drásticos en corto tiempo. Primero, la gente se protegía con mascarillas para salvar su vida y ahora se deja de usar por los bajos contagios. “Como cualquier proceso en la vida, esto puede generar un costo”.
La experta menciona que a cualquier persona, sin ninguna edad en específico, le puede dificultar quitarse un hábito. “No todos pueden pasar de un estado al otro con facilidad, hay personas más vulnerables que van a necesitar un proceso”.
Este síndrome puede originarse por dos motivos: el temor a contagiarse de covid-19 o la inseguridad a mostrar el rostro descubierto. Este último es más común en adolescentes, ya que al estar en una etapa de cambios, en ocasiones prefieren mantenerse ocultos, para tener esa sensación de seguridad.
“A lo mejor la mascarilla los protegió del acné porque están en una edad, en la cual se presentan todo tipo de cambios: dejar la cara de un niño a convertirse en la cara de un joven, las alteraciones hormonales, enfrentarse a los amigos cara a cara, entre otros".
Una persona con esta fobia no debe apresurarse a abandonar la mascarilla. Navas Gafter recomienda que, para aquellos que sientan miedo de sacarse el cubrebocas porque el virus no se ha ido, deben empezar una desensibilización sistemática. Es decir, ir quitándose el cubrebocas poco a poco.
Primero, en la casa o con amigos cercanos y después en lugares abiertos, pero no tiene que ser una decisión obligatoria. Si usted se siente seguro, se quita la mascarilla y si no sigue con ella.
Por otra parte, Navas Gafter recuerda que el confinamiento desarrolló en algunas personas ansiedad, depresión, fobia social, ataques de pánico, entre otras afecciones mentales.“La mayor parte de esas personas se aislaron mucho más tiempo que el resto de la población, llevando la situación a un nivel extremo”.
“Sacarse la mascarilla y enfrentarlos al interlocutor, tal cual es, puede generar mucha inseguridad, que se disparen más fuerte las fobias o que las personas se sientan inseguras, que no estén listos para lograrlo o que les cueste entrar a nuevos grupos sociales”.
Una estrategia que se suele utilizar para evadir el miedo a quitarse la mascarilla, es pensar en situaciones en las que beneficie estar sin cubrebocas. Por ejemplo, ir al parque, correr, nadar y disfrutar de una merienda con la familia.
Pero, si la persona continúa con esta fobia, lo más recomendable es acudir a un profesional para saber qué hay detrás de ese temor.