Cultura

Manta, cuarenta años de resistencia teatral

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Manta celebra un siglo como cantón. Entre sus hitos hay más que el boom atunero, comercial y turístico. Detrás del telón están 40 años de actividad teatral. Pero, el festival internacional de teatro más antiguo del país no consta en la agenda oficial del centenario. El 2021 fue el último de los tres años que tuvo financiamiento estatal asegurado.

En la memoria local, el Festival Internacional de Teatro de Manta (FIM) es esa fiesta, de hasta nueve días de belleza, que llegaba entre agosto y septiembre con prestigiosos grupos del mundo, que atraía a teatreros, periodistas, académicos de todo el país. Este año, para la edición 35, noviembre es una fecha tentativa. Será corta y sostenida con recursos gestionados por la Fundación Cultural La Trinchera.

El FIM fue uno de los festivales emblemáticos que recibió durante tres años (2019 al 2021) un financiamiento de USD 25 mil anuales por parte del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación, del Ministerio de Cultura y Patrimonio. Eso aseguró su realización incluso en el año más duro de la pandemia, aunque por las restricciones la programación fue mayormente virtual, hubo apenas dos funciones presenciales al aire libre.

El año pasado el FIM se inauguró el 10 de septiembre, fecha en que se levantaron las restricciones por el COVID -19, tras 18 meses de cierre. Aunque esa noche bares y discotecas reabrieron y hubo varios eventos en la ciudad, el teatro con las 220 butacas disponibles se llenó. Las entradas para la función de Sangurimas se agotaron en la preventa. El presupuesto total del 34 Festival Internacional de Teatro de Manta fue de USD 40 mil.

$!Sangurimas, obra que abrió la edición pasada del FIM y representó un desafío para los ensayos de varios grupos en tiempos de confinamiento.

LOS 40 AÑOS DE LA TRINCHERA

En agosto se realizó la Jornada Teatral por los 40 años de La Trinchera, esta incluyó tres noches de funciones: unipersonales de Juana Guarderas, Mario Suarez y la obra Tres Viejos Mares, trabajo de los homenajeados. No faltaron coloquios virtuales y presenciales, además de una exposición de vestuario y elementos de las obras de La Trinchera: El Cuco de los sueños; El Zaguán de Aluminio; Ana, el mago y el aprendiz; La Fiesta; Tres Viejos Mares; Malanoche; Un pez solitario; Rosas Secas; La Travesía; Quimera.

El aniversario reunió a los viejos compañeros que, a inicios de los 80, agarraron el hilo que les tendió un profesor del Colegio Nacional 5 de Junio para que representen a Eloy Alfaro y a otras glorias de la Revolución Liberal. Ese hombre que les cambió la vida se llama Bolívar Andrade. Llamaron a la agrupación La Trinchera, en sintonía con el mentor militante del comunismo. El entusiasmo transcendió las aulas; algunos muchachos continuaron reuniéndose, experimentando sin muchas luces, pero con mucha sed.

Raymundo Zambrano, referente de la tradición oral manabita, recordó que había un espíritu amateur, una audacia que los llevaba a viajar con solo el pasaje de ida: “una vez en Quito estábamos muertos de frío, se nos acercó un actor colombiano y nos regaló el libro El trabajo del actor sobre sí mismo, no entendíamos lo que decía y ese no entender nos hizo comprender que había que formarse”. Zambrano estuvo aproximadamente una década en La Trinchera. Posteriormente, fundó Palosanto, grupo por el que pasaron varias generaciones de estudiantes de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM).

Carlos Valencia (Ratas, ratones y rateros, El Rezador) comentó que se acercó por camaradería, que ayudaba a cargar cosas, y le gustaban ver los ensayos. Un día alguien no pudo presentarse y le dijeron que lo remplace, como se sabía el papel, lo hizo. Así fue como pasó a integrar La Trinchera hasta que emprendió otras búsquedas y labró su camino tanto en el teatro como en el cine. También fue parte del Palosanto.

Nixon García, director de La Trinchera, relató que desde el principio le dieron la dirección del grupo por ser el de mayor edad, no porque en ese momento tuviera los conocimientos, y que Rocío Reyes tomó contacto con la agrupación porque era su novia.

$!Tres viejos mares, con esta obra La Trinchera celebró en Manta sus cuarenta años de actividad, el 26 de agosto.

La Trinchera es una familia que resiste. El elenco actual lo integran Nixon García, Rocío Reyes (esposos), Freddy Reyes (hermano de Rocío) y Hernán Reyes (hijo de Freddy). En un coloquio, en el que salió el tema de las familias que sostienen grupos teatrales en el país, Nixon García dijo: “Si Rocío no se hubiera casado conmigo, no estuviera en el teatro, pero si yo no me hubiera casado con ella, no seguiría en el teatro. Esas son como premisas que tenemos muy claras y las reconocemos y las validamos”.

LOS MECENAS

En un país sin políticas culturales claras, en una ciudad sin tradición teatral, el patrocinio del Departamento de Difusión Cultural del Banco Central del Ecuador y de la naciente ULEAM fue clave para la formación de los actores y el desarrollo de la actividad cultural.

Entre los mecenas se cuenta a Orley Zambrano, un empresario que prestaba su camión para que los actores lleven sus funciones a los barrios. Construyó el teatro Chusig, bien que posteriormente pasó a manos de la ULEAM, cuando esta decidió asumir la deuda que tenía Orley Zambrano con un banco. El Departamento de Cultura de la universidad, dirigido por el poeta Horacio Hidrovo Peñaherrera, apoyó de diversas formas a La Trinchera: los puso a cargo de la administración del teatro Chusig; dio estabilidad para los actores al incorporarlos a la institución, dándoles la libertad de crear; patrocinó el FIM.

Carolina Espinoza, en su tesis Redes para la gestión cultural de las artes escénicas desde el puerto de Manta en los años 80: caso “La Trinchera”, reflexiona acerca de las debilidades propias de estar alejados de los centros de poder y cómo, en el caso de La Trinchera, la condición de la periferia fue aprovechada.

La investigadora alumbra el fenómeno con las astucias furtivas de Michel De Certeau: “mientras más débiles son las fuerzas sometidas a la dirección estratégica, más capaz será ésta de astucias”.

Desde hace algunos años la ULEAM no tiene participación en el FIM. No existe Dirección ni Departamento de Cultura, se convirtió en unidad adscrita a la Dirección de Bienestar Universitario. Luis Andrade Macías, coordinador de la Unidad, indicó que trabajan en la creación de la carrera de Artes Escénicas, que será parte de la futura Facultad de Artes y Humanidades.

EL PÚBLICO

Los actores recuerdan la época en que perifoneaban por los barrios, cuando iban de casa en casa invitando a la gente. Jerson Guerra, del grupo Malayerba, cuenta que al principio era un relajo, los espectadores gritaban, salían y entraban en plena función, “el público de Manta se formó y es exigente”.

El Chusig fue la sede del FIM durante 28 años, hasta que el terremoto del 16 de abril de 2016 inhabilitó el espacio. Su reconstrucción no entró en los planes de ninguna autoridad. Las butacas, los equipos pasaron en comodato al teatro de la Fundación Cultural La Trinchera. El icónico Chusig se cerró, sus accesos se convirtieron en urinario de borrachos, basural y nido de palomas.

Actualmente, la ciudadanía espera al FIM y responde a la programación eventual. El precio usual de una entrada en el Centro de Artes La Trinchera es diez dólares. Según el INEC, Manta es una de las ciudades más caras del país. Un mismo espectáculo que se presente en Portoviejo será más barato que en Manta.

Laura Muñoz es una de las seguidoras del festival. Se mudó hace 16 años de Quito a Manta y desde que descubrió al festival ha visto al menos doce ediciones. Ella guarda en libretas apuntes de las obras que le han calado: Mar (Teatro de los Andes – Bolivia); Dead Hamlet (Sensa Teatro – España); Concerto para dos (Les Rois Vagabonds, Francia), André y Dorine, Kulunka Teatro de España)...

LA AGENDA FINAL DEL CENTENARIO

La Ópera Eloy Alfaro, prevista para octubre, y la entrega que se realizó en agosto de la escritura de comodato por 25 años, a la Corporación “Humor y Vida”, para el Funcionamiento en San Mateo del Centro Cultural “Buque Azart, son las únicas actividades vinculadas a las artes escénicas en la agenda del Municipio por el centenario. Entre lo planificado hay eventos de otras artes y de variado esparcimiento, un bingo, por ejemplo.

En la historia del FIM, en la administración de Jorge Zambrano, el Municipio fue auspiciante y el alcalde parte del directorio. Luis Espinoza, director de Cultura del GAD Manta, precisó que, en la Ordenanza para el fomento de las artes, la cultura, la creatividad y la innovación en sus distintas manifestaciones, uno de los artículos se refiere a la creación de fondos concursables. Dicha normativa se encuentra en análisis para su promulgación, misma que permitirá a artistas y gestores culturales postular en igualdad de condiciones a recursos para la realización de festivales, encuentros, etc.

David Calderón, vicegobernador de La Libertad –Trujillo– Perú, fue uno de los invitados al coloquio La historia teatral de Manta. Al también actor le encantó ver el hambre del público para entrar a la sala, hacer cola; “no es gratis, son cuarenta años de trabajo”. Agregó que el Festival Internacional de Teatro de Manta debe continuar, institucionalizarse porque ha dado prestigio al Ecuador, es un referente en Latinoamérica; muchos artistas del mundo han conocido al Ecuador, han llegado a Manta por el FIM. Finalizó su intervención con una certera cita de Federico García Lorca: “Una ciudad que no ayuda, que no fomenta su teatro si no está muerta, va a morir”.

*Diana Zavala. Escritora y periodista manabita.

*Esta es una colaboración para la redacción de Cultura en Renglones.

*Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad de su autora y no representan la posición del Observatorio.

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