De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), anualmente se producen alrededor de 395 millones de lesiones no mortales en el entorno laboral, lo que resulta en ausentismo, discapacidad y pérdida de productividad. Mientras que tres millones de personas mueren por accidentes relacionados a su actividad de trabajo.
La mayoría de las muertes se atribuyen a jornadas de más de 55 horas semanales, así como a la exposición de partículas, gases y humos. Ecuador no es ajeno a esta realidad. En el 2023, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) registró 20.597 accidentes laborales, 50,6% fueron en el entorno laboral y un 31,9% durante los traslados desde o hacia el lugar de trabajo.
Las industrias de manufactura, construcción, comercio, agricultura, ganadería, administración pública y actividades de servicios sociales y de salud son las que más registran accidentes, siendo los más comunes: traumatismos superficiales, luxaciones, fracturas, torceduras, esguinces, intoxicaciones, electrocuciones y síndrome del túnel carpiano.
Un estudio realizado por la Universidad Técnica Particular de Loja muestra que entre 2016 y 2021 la industria manufacturera tuvo la tasa más alta de accidentes que resultaron en discapacidad permanente (31,79%), mientras que la construcción registró una tasa del 25.82% de accidentes fatales.
“Estos accidentes no solo afectaron a la salud y seguridad de los trabajadores, sino que trajeron consecuencias económicas significativas para las empresas, incluyendo costos adicionales por compensaciones, pérdida de productividad y potenciales sanciones regulatorias”, señala el informe.
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Mayor compromiso
La seguridad y la salud en el entorno laboral son fundamentales para el bienestar de los trabajadores y el éxito de las empresas. Minerva Navarrete, gerente de gente y cultura de Grupo DIFARE (GD), afirma que existe un creciente compromiso de las organizaciones para mejorar las condiciones de trabajo.
A nivel nacional, añade, muchas han desarrollado programas integrales que abordan la salud física y mental de sus empleados e invierten en capacitarlos para que estén informados y preparados para manejar los riesgos en el ámbito laboral.
“Esta formación permite a los empleados identificar y mitigar potenciales peligros, reduciendo así la incidencia de accidentes y enfermedades laborales. Además, las auditorías internas y externas se han vuelto más comunes, asegurando que las empresas cumplan con los estándares requeridos y se mantengan al día con las mejores prácticas en seguridad y salud ocupacional”, señala.
Con una plantilla de 5.918 trabajadores en sus nueve empresas, GD impulsa iniciativas y tecnologías sostenibles para mejorar la seguridad y salud en el lugar de trabajo, así como su clima laboral y la experiencia del colaborador. Actualmente, Difare S.A., es la primera empresa del Grupo que cuenta con el Sello Empresa Segura por promover espacios libres de violencia y discriminación contra las mujeres.
Para lograrlo impulsa programas de formación y capacitación; campañas de salud preventiva y curativa; sesiones de apoyo psicológico, coaching emocional, pausas recreativas y sesiones de ejercicio físico.
Asimismo, para promover el desarrollo profesional de los colaboradores y un entorno más armonioso realiza talleres de economía familiar, fomento al emprendimiento, premios e incentivos; celebraciones de fechas especiales, bingos solidarios y oportunidades de voluntariado.
Estas iniciativas han repercutido en el incremento de la productividad de las empresas de Grupo DIFARE. “Hemos establecido como objetivo principal para el año reducir nuestro índice de tasa de incidentes registrables (LTIR) en un 5%, reflejando los esfuerzos constantes y el compromiso de las empresas del Grupo para crear un entorno laboral más seguro para todos”, manifiesta.
Si bien, Ecuador ha logrado avances importantes en el campo de salud ocupacional, aún queda mucho por hacer en esta área, por lo que las empresas deben continuar cumpliendo con las normativas, así como garantizar una cultura de prevención.
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