Ecuador es el primer exportador de banano en el mundo, con presencia en diferentes mercados de cinco continentes, gracias al delicioso sabor y a la calidad de su fruta. Sin embargo, tiene una debilidad: la productividad de sus plantaciones.
En 2018, el país registró una productividad promedio de 1.900 cajas por hectárea, y se estima que el año pasado se cerró con 1.950 cajas, asegura Richard Salazar, administrador de la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano (Acorbanec).
Un pequeño incremento, que es positivo, pero que no alcanza los niveles de los principales competidores bananeros de la región: Colombia y Costa Rica, que superan las 2.000 cajas.
Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería, uno de los factores que inciden en la baja productividad es la edad de las plantaciones. “Se estima que en el Ecuador, específicamente en la provincia de El Oro, existen plantaciones de 30 años de cultivo con variedades que no permiten una población de 1.575 plantas por hectárea”, explica la Cartera de Estado.
Otro elemento es la deficiente infraestructura, pues hay fincas bananeras que no cuentan con drenajes ni con modernos sistemas de riego.
Con este aspecto coincide Richard Salazar, quien asegura que la falta de tecnificación en las haciendas impide una mayor eficiencia productiva, lo cual se evidencia sobre todo en los pequeños productores, debido a la falta de acceso a financiamiento, asistencia técnica y, en algunos casos, porque los cultivos están en zonas no aptas para banano.
En el país están registrados 8.581 productores de la fruta, de los cuales el 61 por ciento tiene menos de 30 hectáreas, según el Sistema de Control Bananero. En este segmento es donde están los mayores problemas, pues las inversiones que realizan no les permiten mayor productividad, asegura Juan José Pons, coordinador del Clúster Bananero del Ecuador.
A ello se suma, resalta el Ministerio, que algunas bananeras no cumplen con buenas prácticas agrícolas como el enfunde oportuno de la fruta, plan de nutrición, sistema de deshije adecuado y sistema fitosanitario de acuerdo al área.
Estos factores inciden en la productividad promedio del país, pues así como hay plantaciones pequeñas que no superan las 1.600 cajas por hectárea hay otras grandes que tienen tecnificación y logran hasta 4.600 cajas por hectárea al año.
La diferencia de producción pasa su factura en el negocio bananero, donde cada dólar cuenta. “Es un tema de economía de escala: a mayor productividad mayor absorción de costos fijos, lo que permite mayor rentabilidad”, explica Pons.
Además, permite competir de mejor manera en los mercados con precios más bajos o compensar las diferencias de los altos costos de transporte cuando se trata de mercados distantes, como China.
Hay que mejorar
A través de esfuerzos tanto del sector privado como del público, en los últimos años se ha logrado mejorar la productividad bananera (en 2012 el promedio era de 1.100 cajas por hectárea).
Una de las acciones de mejora es la asistencia técnica que brindan los 44 técnicos de la Subsecretaría de Fortalecimiento de Musáceas, quienes dan soporte a los productores en buenas prácticas agrícolas, certificaciones e inocuidad alimentaria.
Adicionalmente, se capacitaron a 359 bananeros en gestión y solicitud de créditos productivos. De este total, 197 beneficiarios realizaron las gestiones para obtener un financiamiento bancario, liquidando a la fecha un monto total de 1’796.888 dólares.
Pero faltan más acciones. Richard Salazar enfatiza que el primer paso es abrir líneas de financiamiento adecuado y oportuno de parte de la banca privada, así como de la banca pública de desarrollo para inversión en activos fijos, capital de trabajo y acceso a certificaciones.
“En segundo lugar, está la concienciación del sector productor en reinvertir en las fincas bananeras, tanto para desarrollo de infraestructura como en las condiciones fitosanitarias de sus plantaciones”, agrega.
A la par del incremento de productividad, el país debe trabajar en mejorar los accesos a determinados mercados con gran potencial de crecimiento.
Tal es el caso de Corea del Sur donde actualmente el banano nacional paga un arancel del 30 por ciento, al igual que Japón y China, que tienen un peso arancelario del 20 y 10 por ciento, respectivamente.
Otro escenario favorable lo tiene Rusia, donde las exportaciones de la fruta ecuatoriana podrían crecer en aproximadamente 300.000 toneladas si logra reducir el arancel actual, de acuerdo con cálculos de Acorbanec.