El estruendo de los icebergs que se desploman en las aguas turquesas del este de Groenlandia es la alarma que suena para uno de los ecosistemas más importantes del planeta al borde del abismo.
Un iceberg, que solía medir aproximadamente 5.800 kilómetros cuadrados, se derritió en el Atlántico Sur. Tras el suceso, un estudio evaluó el impacto de las 150.000 millones de toneladas de agua dulce que fueron liberadas en el océano.