Una cámara de seguridad registró el momento en el que un policía habría rociado una sustancia sobre los ojos de un perro, que inmediatamente corre despavorido y aparentemente adolorido. El hecho ocurrió este miércoles, en el Registro de la Propiedad de la ciudad de Quevedo, ubicado en la provincia de Los Ríos.
De acuerdo al comportamiento del perro tras ser atacado, se presume que el uniformado utilizó spray pimienta, el cual puede irritar los ojos hasta el punto de causar ceguera temporal, además de intenso dolor.
Antes de efectuar la acción, el can estaba caminando por la vereda de forma tranquila, cerca de un par de personas y un guardia de la zona que observaron lo ocurrido sin oponerse.
“El perro se llama Colorado, pasa más con un betunero aunque los dueños del can son los propietarios de la casa quienes le facilitan los alimentos. Está desparasitado y próximamente se lo va a castrar, no se lo hizo porque estaba con garrapatas”, informó Karina Cevallos, del Centro de Gestión Municipal Fauna Urbana de Quevedo.
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Horas después, tras la viralización del video y la publicación de cientos de comentarios en rechazo al hecho en redes sociales, la Policía Nacional señaló que “ha iniciado de inmediato una investigación para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades”.
“Cualquier actuación contraria a nuestra normativa interna y a los principios que nos rigen, será sancionada de acuerdo a las leyes y reglamentos aplicables. No toleraremos acciones que atenten contra el bienestar de los animales”, acotó la institución.
El artículo 250.1 del Código Orgánico Integral Penal establece una sanción de seis meses a un año de cárcel para la persona que provoque la muerte de un animal. Sin embargo, si hay actos de crueldad de por medio, el responsable será sancionado con pena privativa de libertad de uno a tres años.
El día en el que ocurrió el hecho se dictaminó una pena privativa de libertad de un año en contra de una mujer que ahorcó a un perro llamado Spayk en el patio de su vivienda, en Quito. La resolución fue histórica porque, por primera vez, un delito de maltrato animal se castigó con el encarcelamiento.