El enfrentamiento entre dos de las bandas rivales que se disputan el control interno de las cárceles ecuatorianas comenzó desde la noche del sábado en el reclusorio, situado en Guayaquil, y se prolongó hasta el martes.
La Policía y las Fuerzas Armadas entraron después de que el presidente, Guillermo Lasso, decretase el estado de excepción del sistema penitenciario para detener una situación casi sin precedentes, con incidentes en trece de las 35 cárceles del país.
De acuerdo al decreto que declaró el estado de excepción en todas las cárceles, el enfrentamiento confrontó a ‘Los Tiguerones’ y a ‘Los Lobos’, dos de las organizaciones criminales que desde 2020 han protagonizado una serie de masacres carcelarias en varias prisiones donde han sido asesinados más de 450 reos.
Según el ministro del Interior, Juan Zapata, la “intervención fue absolutamente profesional” y se aplicaron diferentes estrategias. “Inclusive nos tocó usar explosivos de manera controlada para romper las puertas porque las habían asegurado con sueldas eléctricas”.
Agregó que también se colocaron francotiradores en sitios estratégicos e intervinieron equipos tácticos de la Policía.
“Esperemos que la tranquilidad vuelva. Estamos monitoreando las provincias de Los Ríos, Manabí, Esmeraldas y el cantón Durán (Guayas)”, aseguró el funcionario en rueda de prensa la tarde de este miércoles.
Tras la intervención policial, la situación en la Penitenciaría del Litoral y otras cárceles del país estaría controlada. De hecho, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) comunicó que todos los agentes penitenciarios retenidos en Esmeraldas ya fueron liberados.
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Como en anteriores ocasiones, los presos de la Penitenciaría contaban con un amplio arsenal de armas blancas y de fuego, desde machetes a fusiles de asalto.
Entre el material de guerra incautado a los presos hay pistolas, fusiles de largo alcance, revólveres, subametralladoras mini uzi y lanzagranadas, además de balas de distintos calibres, chalecos antibalas, granadas de gas y un artefacto explosivo de tipo artesanal.
También se encontraron en su poder drogas como cocaína y marihuana, herramientas industriales como talados y una sierra radial y otros objetos prohibidos dentro de la prisión como un centenar de teléfonos móviles, seis radios, electrodomésticos y más de 4.400 dólares.