“Me siento nerviosa, con miedo e indignada”, así describe Emma su situación actual tras conocer la noticia de que uno de los cuatro hombres que la violaron huyó en la última revuelta de la cárcel de Cotopaxi, el pasado julio y hasta el momento se desconoce su paradero.
Los hechos se registraron en agosto del 2020, en el sector del Beaterio, en el sur de Quito. Emma visitó a una amiga, quien compartía departamento y era pareja de uno de los agresores, ambos tuvieron una discusión y las mujeres dejaron el sitio.
Al siguiente día regresaron para retirar algunas prendas de ropa, pues la amiga planeaba quedarse en la casa de Emma. En el lugar había cuatro individuos bebiendo. Las jóvenes pasaron a recoger las cosas, pero fueron interceptadas y les ofrecieron un trago para dejarlas pasar.
Emma recuerda haber tomado tres vasos y luego perdió el conocimiento. Se despertó confundida, sin entender lo que había pasado ni por qué estaba sentada en medio de los hombres, quienes minutos después se pelearon entre ellos. La fuerte gresca ocasionó que la Policía llegue hasta el departamento.
Uno de los agresores fue capturado por la gresca con los otros sujetos, pero a los pocos minutos fue liberado. Mientras tanto, Emma buscaba sus cosas y se percató que llevaba puesta ropa distinta a la que tenía antes de llegar a la casa de su amiga.
La mujer encontró su teléfono y escapó en un taxi, al sentarse empezó a sentir un fuerte dolor en la parte abdominal, estaba sangrando.
Un día después su familia la llevó a un hospital, donde confirman que Emma sufrió una brutal agresión sexual.
“En la maternidad le hacen la reconstrucción vaginal, pero no fue suficiente, entonces tuvieron que traer a un especialista del Hospital Eugenio Espejo para que la revise. Sin embargo, lo único que hicieron fue suturar para que no se desangre y no muera”, dijo Johanna Orbe, abogada de la víctima.
En medio del dolor y a punto de entrar a otra cirugía, Emma recibió un mensaje de su amiga manifestado que en el conjunto donde ocurrieron los hechos estaba circulando el video de la violación.
Desde entonces, la joven ha tenido que superar un proceso reconstructivo y padece de colostomía (no puede realizar sus necesidades básicas directamente, sino que requiere la ayuda de un mecanismo ajustado a su cuerpo), todas estas afectaciones, sumadas al trauma que vivió, le han causado un daño psicológico gravísimo.
PROCESO JUDICIAL
Según comentó la defensa de la joven, inicialmente la Fiscalía abrió un proceso contra los cuatro involucrados, pero solo se procesó al principal agresor: Iván Marcelo R. J. porque de los otros no había rastro.
Iván fue detenido el pasado 2 de junio del 2021, casi un año después de la agresión, pues sobre él pesaba un proceso de flagrancia por suplantación de identidad; al parecer se hacía pasar por policía.
El sujeto tenía que presentarse periódicamente ante Fiscalía y es ahí en donde se percatan que también estaba involucrado en la violación de Emma.
El 3 de junio la jueza de la Unidad Judicial de Violencia contra la Mujer en Infracciones Flagrantes, con sede en Quito, dictó prisión preventiva contra Iván Marcelo R. J., debido a la violencia desmedida con la que actuó contra la víctima, reza un informe.
UN MES DESPUÉS HUYÓ
Iván cumplía arresto en la cárcel de Cotopaxi, pero escapó durante el amotinamiento registrado el 21 de julio de este año, el cual dejó varios muertos y heridos.
Sin embargo, las autoridades recién se enteraron de la fuga en octubre, unos días antes de que se realice la audiencia preparatoria de juicio, así lo relató la abogada Johanna Orbe.
“La Fiscalía se entera por una tercera persona que este individuo había escapado de Cotopaxi, pero la SNAI no lo puso en conocimiento de las autoridades. Ya en la audiencia, la señora jueza pidió al secretario que confirmara la conexión de esta persona y por teléfono le indicaron que no estaba en la cárcel”.
Agregó que tanto Fiscalía como el juzgado solicitaron la confirmación de la SNAI, “todo el tiempo tuvimos negativa, luego nos contestaron de tanta insistencia y dijeron que el sujeto sí está detenido, que consta en la lista de la cárcel, pero físicamente no estaba”.
Finalmente, la semana pasada, el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) contestó al juzgado que efectivamente el detenido es parte de la lista de fugados de las revueltas de julio, según indicó Orbe.
Así mismo, Revista Vistazo contactó a la entidad y confirmó la huida del reo, pero no proporcionaron mayor información.
La abogada mencionó que la jueza pidió la orden de captura para que se ubique al acusado y en la audiencia preparatoria de juicio -que se reinstalará el próximo lunes-, la defensa insistirá en la medida cautelar de la prisión preventiva y que lo coloquen en la lista de los más buscados.
“La ubicación de ese individuo es indispensable para poder seguir el juicio, porque pese a que ya hay el llamamiento a juicio, sin la presencia del procesado no se puede juzgar”.
DOS DETENIDOS MÁS, PERO FALTA UNO
Luego de abrirse un nuevo expediente en contra de los otros tres involucrados en la violación; Fiscalía pidió la detención de dos de ellos, quienes estaban identificados, porque del cuarto no se sabe el nombre real y en el video de la agresión no se alcanza a distinguir el rostro.
El pasado 25 de octubre fueron detenidos, gracias a la información de una persona anónima.
“Los dos vivían en el mismo sector, ni siquiera se habían cambiado de domicilio. La policía nunca hizo una investigación para dar con ellos”, dice Orbe, quien agregó que ellos cumplen prisión preventiva en la cárcel de Cotopaxi.
Los sujetos se acogieron al derecho al silencio, por lo que aún no hay rastro del cuarto implicado.
Todos serán juzgados por el presunto delito de violación. “Se buscará que los procesen como autores en manada”, anotó la defensa.
Mientras tanto, Emma ya forma parte del programa de víctimas y testigos para su protección.
CONSECUENCIAS
“Me siento indignada, no hay justicia en este país, presuntamente esta persona entró y salió así de la nada”, manifiesta Emma ante las inconsistencias de su caso.
La joven indica que a raíz de la fuga de uno de los agresores siente miedo y ansiedad, no puede salir con tranquilidad a la calle, e incluso en ocasiones se le dificulta dormir sola.
“Sé que en cualquier momento ellos pueden estar viendo las noticias y se darán cuenta de que estoy en su contra y pueden tomar medidas contra mí”.
Esto se suma a las consecuencias con las que lidia Emma todos los días: cada mes tiene que ir al médico, se ha sometido a cuatro cirugías reconstructivas (falta una más el próximo año) y en el hospital público al que acude a veces no hay los exámenes requeridos.
La reparación de los daños físicos y psicológicos también requieren costos con los que no cuenta la joven. De hecho, le es difícil encontrar trabajo porque tiene que estar en constante chequeo médico.
“Lo único que pido es que se haga justicia, que no tarden tanto porque la agresión de la que fui víctima ocurrió el año pasado; quiero que el principal autor pueda ser capturado. Temo que él siga haciendo daño a otras personas. El sujeto es de alta peligrosidad, al igual que los otros”.